Es probable que quizás muchos de ustedes habrán oído hablar de esta enfermedad en alguna ocasión, sobre todo si van a viajar al extranjero. Debemos de tener claras ciertas ideas muy básicas referentes a esta patología.
Para empezar, el tifus es una enfermedad infecciosa producida por bacterias del género Richettsia, que se encuentran en las pulgas, las garrapatas y en los piojos de algunos animales. Existen dos principales tipos de tifus en función de la bacteria que infecte: el tifus epidémico, que es producido por Richettsia prowazekii y el tifus endémico, también llamado exantemático, producido por Rickettsia typhi. En ambos casos los humanos se infectan al entrar en contacto con pulgas, garrapatas y piojos infectados de animales como ratas, ardillas o gatos.
Los síntomas del tifus abarcan desde una erupción cutánea característica, hasta la fiebre alta, el dolor de cabeza, la anemia, los escalofríos y el dolor muscular generalizado. La erupción cutánea se disemina por todo el cuerpo confirmándose de esta manera el diagnóstico con un análisis de sangre que presenta elevados niveles de anticuerpos contra el tifus. El tratamiento responde adecuadamente a antibióticos como la tetraciclina o la doxiciclina. Si no se instaura dicha terapia antibacteriana rápidamente esta infección puede ser mortal o presentar complicaciones tan serias como una neumonía o una insuficiencia renal. Por otro lado, no hay que confundir el tifus con la Fiebre Tifoidea, que es otro tipo de infección digestiva producida por bacterias del género Salmonella. Para acabar, admiro de todo corazón el entusiasmo y la ilusión con que algunas personas excepcionalmente responsables afrontan sus nuevos retos profesionales.