Desde que el ser humano tuvo conocimiento de su existencia y tomó conciencia de su inteligencia, supo y entendió que no podía vivir solo, de ahí que ideara reglas y normas que le supusiesen una convivencia en paz con sus semejantes. Más tarde incorporó el derecho, redactó leyes de obligado cumplimiento y puso a la justicia para vigilar y castigar al que no se ciñese a lo estipulado. Nada, hoy en día, es igual a las primeras normas de comportamiento, ninguna ley es exactamente la misma a su primera redacción y cuando algo no ha servido, o se ha dejado de usar, o se ha cambiado por otro, con la anuencia y aprobación de la comunidad.
La convivencia en paz es el estado natural al que todos tendemos. Las lenguas, como las leyes, son sistemas vivos, que cambian cuando la mayoría de la comunidad usuaria así lo demanda, y lo hace regladamente y según mandan los tiempos. Estamos ante el mayor daño, ya hecho, a nuestra comunidad española, desde la época del último conflicto bélico en terreno patrio, hay que tomar conciencia de que la ley está para cumplirla, y si no satisface a la mayoría, se cambia, pero querer imponer una determinada forma de pensar, sin contar con la mayoría de la sociedad y saltándose las leyes vigentes… eso sólo lleva a un conflicto civil, que esperemos no se produzca.
La ley debe ser aplicada, y a partir de ahí, debe ser estudiada y, si la mayoría de la comunidad así lo quiere, modificada. ¡Gracias siempre y viva España!