Hace ya algunos años entré a formar parte de la coordinadora de mujeres del Ayuntamiento. Como todos saben: la forman asociaciones, colectivos y grupos políticos. Fui la primera, y hasta ahora la única, en representar al PP, y confieso con toda la humildad de la que soy capaz de transmitir y tener, que defendí mis ideas con decisión y criterio estando en una minoría tan exigua que mi voto era solitario. De ninguna manera puedo pensar que mis ideas eran exclusivas, ni mucho menos, otras personas eran afines en casi todo, aunque su definición política quedara solapada en pos de la asociación que representaran.
Los primeros años, a mi juicio, fueron más creativos, novedosos y despertaban las ganas de trabajar de aportar novedades; en una palabra, había una estrecha colaboración entre todas para sacar adelante cualquier proyecto por insignificante que fuera. Se hicieron cosas hermosas, de las que llegan al corazón y se trabajó con armonía, sintiéndonos capaces de alumbrar y mantener viva una ilusión común en esa amalgama de mujeres distintas en edad y forma de vida que arrimaban el hombro para perseguir otras realidades.
Mi primera aportación fue la contraportada, en forma de poesía, de un programa sobre el tema de igualdad. Me la pidió Pepa Sánchez. Resultó muy bonito, original y que serviría como guía para tener conciencia muchas mujeres de su situación. El tema de la igualdad es extenso, apasionante y hay que trabajarlo desde el sosiego y la tranquilidad, sin obviar, por supuesto, el punto de partida de cada cual; pero hay que saber moverse con cuidado para no acabar en el feminismo puro y duro, donde no me cabe duda que alguien quiera estar, pero no es mi caso.
Y como todo en la vida es una contraprestación di y recibí, conocí a gente que valía la pena y llené un hueco más de los muchos que hay en los rincones de mi alma. Pero siento que ya no soy útil y no me atraen nada las charlas de feminismo a las que últimamente nos querían acostumbrar ¡Insufribles! Seguiré el veinticinco de noviembre apoyando a las víctimas de género. Tengo que agradecer a toda la coordinadora todo lo que ha sido capaz de enseñarme que no es poco. Gracias.