Tras este singular nombre se encuentra una infección ocular a la que hay que prestar especial atención si este verano se va a viajar a determinados países. Debemos recordar que el tracoma es frecuente en países en vías de desarrollo con climas secos y calurosos. De esta manera es endémica y afecta a millones de personas en países de África, Asia, Extremo Oriente y también en algunas zonas de América del sur.
El tracoma debe su nombre a la bacteria que lo produce, Chlamydia trachomatis, que infecta la conjuntiva del ojo y es muy contagiosa por contacto directo de persona a persona. El principal síntoma que produce el tracoma es una inflamación muy característica de los párpados, curvándose las pestañas hacia adentro. Empieza como una irritación del ojo con cierto dolor y lagrimeo, que evoluciona hasta producir secreciones con pus y pérdida parcial de visión. También pueden inflamarse los ganglios cercanos a las orejas. Si no se recibe tratamiento el tracoma produce daños muy importantes en el ojo (conjuntiva, cornea) y en el párpado, pudiendo llegar a producir la ceguera. Ante una enfermedad infecciosa como esta hay extremar la medidas de higiene, así por ejemplo hay que evitar el compartir toallas y pañuelos y en la medida de lo posible no hay que tocarse los ojos con las manos sucias. Los síntomas pueden aparecer hasta dos semanas después de entrar en contacto con la bacteria.
El diagnóstico suele ser sintomático, pudiendo confirmarse con una muestra de exudado que confirme la presencia de la bacteria. El tratamiento lógicamente utiliza antibióticos (tetraciclinas, eritromicina) administrados por vía oral y en pomadas o gotas oftálmicas. En algunos casos de infecciones prologadas puede ser necesaria la cirugía de los párpados.
Para finalizar, puede ser muy recomendable un fin de semana en alguna playa paradisíaca y salvaje andaluza, de las pocas que todavía quedan en la península.