Acabo de ver un programa en La 2 de TVE, del humorista Eugenio, desde sus inicios hasta casi su final. Humor fino y ácido y, aunque muchos de sus chistes los conocía, me volvieron a sorprender, a arrancar la necesaria carcajada que invita al relax y a saborear un espacio de distensión que cada vez prodigo menos. Ese largo rato fue mío, sin teléfono, al caer la noche cuando en el hogar se han cerrado todas las faenas y la cabeza es capaz de enmudecer al pensamiento, Y en “la soledad sonora “ que diría San Juan de la Cruz, todo cala, y disfruté de un artista del arte de reír y de unas épocas pasadas que fueron muy dichosas, nunca mejores ni peores, distintas.
Sustituí el cascabel. El gato y la fauna entera, La animal y racional, los envites de los políticos y los tertulianos que se están haciendo de oro. Ya se sabe que a río revuelto…Y en el PSOE las aguas se han contenido, pero no calmado. Y créanme si les digo que un voto no tiene la misma validez. Me parece que don Javier Solana tiene algo que decir, mucho en sus filas. Un hombre que lleva tantos años en lo más alto por méritos debería ser oído con atención. Vivimos en una época de cambios, queremos borrar de un plumazo todo lo que nos ha sustentado hasta hoy. Bien que deseemos cambiar lo que no funciona; en cambio, tendríamos que ser más conservadores con lo que nos ha ido bien y no son pocas cosas. La base debe tener siempre la voz. Y la experiencia la cordura y la medida para no perder de vista el timón.