El Teatro Torcal de Antequera se puso en pie para aplaudir 12 “Efebos de Antequera” que se suman a los que empezara a dar por primera vez el que fuera recordado doctor Pedro de Rojas. Con Paulino Plata se concedían según el acto, día o visita de algún personaje y fue Jesús Romero Benítez el que los institucionalizó cada 28 de Febrero, siendo continuado por Ricardo Millán y Manuel Barón.
Siempre que se anuncian estos galardones, obviamente hay quienes dicen: ¿Y a éste por qué? ¿Y por qué no se lo dan a éste? ¡Lo que han tarado en reconocerlo! ¿Y ahora se lo dan? Es algo propio de nuestro día a día. Por cierto, hay “Efebos” que se proponen por colectivos o personas, incluso recogiendo firmas, por lo que no piensen que se dan por capricho.
Tras este apunte, comparto algo que pensé la otra mañana cuando recorro antes de que salga el sol… la Antequera que despierta poco a poco, como ese niño que nace. Hay un “Efebo” permanente para toda esa persona que termina su trabajo cuando nos despertamos. Desde el que elaboró el pan, hasta el policía que veló por las calles o el médico que cuidó de un paciente en la UCI. ¡La de “Efebos” que se podrían dar sólo en los que trabajan mientras dormimos!
Más distinciones para esos padres y madres que se van de casa sin ver a sus hijos despiertos, dándoles un simple beso en la frente, o tapándoles bien en sus últimos instantes de buen sueño, tras esa noche en vela. A todas esas personas que “suben” la persiana de sus negocios para dar el pan nuestro de cada trabajador; así como a toda persona que tiene que aguantar las precarias condiciones en su día a día laboral.
Qué decir de los que han dejado a punto las clases, las casas, los trabajos, las calles, para uso y disfrute de todos los que luego desarrollan su trabajo ahí. Mientras tanto, más distinciones para quienes crecen en valores, la niña que será al fin alcaldesa de Antequera o presidenta del Gobierno; o el niño que vencerá el cáncer o evitará la propagación de noticias alarmantes como la que se ha liado con el coronavirus.
Más galardones para quienes no tienen trabajo, se encuentran en soledad aunque lo dieran todo en su vida… ¡Qué decir de quienes sabes que les quedan días, horas o quienes inician una batalla con la enfermedad! Pero los mejores “Efebos” para quienes visitan a esa persona que precisa un abrazo; para el que llama por teléfono de viva voz en vez de escribir por Facebook. A quienes hacen el bien, dan ejemplo. A los que se meten en medio para evitar peleas, malos entendidos y mentiras que son causa de muchas peleas y diferencias.
Un “Efebo” más grande que el original del siglo I, para todas esas personas que se levantan un día y se proponen cambiar el mundo desde su propia vida, su alrededor, su vida, su trabajo, su familia, su entorno… y así, entre todos se conseguirá un mundo mejor. Un “Capitán Moreno” de grande para ese abrazo de amor, de cariño, que quizá no aprecias hasta que no lo tienes. Otro para el detalle del que va a verte, llamarte o te escribe si lo estás pasando mal. Y qué decir del que cuando te esperas lo peor… siempre surge un rayo de esperanza. Y si se cierra una puerta, dejará una ventana para la próxima vez que alguien vuelve a vivir el mismo momento: recibir un Efebo de Antequera…
