Desde el 15 de julio el Sitio de los Dólmenes es Patrimonio Mundial de la UNESCO y esperaba, que con este gran paso para la ciudad se acabaran ciertos aspectos, ciertos dimes y diretes políticos entre unos partidos y otros.
Desde entonces pensaba que llegar a la fecha de 2019 sería un trabajo conjunto entre todos, los ciudadanos, los especialistas y trabajadores en turismo, y muy especialmente, los políticos.
Cierto es que determinados aspectos de lo que se tiene que mejorar para la revisión de nuestro expediente, depende de unas y otras administraciones, pero creo que entre todas se debe trabajar para que el camino sea más fácil. Les voy a poner un ejemplo, sencillo que espero que entiendan.
En nuestro trabajo, en la Redacción, todos tenemos un rol que desempeñar, que aunque nos ocupamos todos de todo, siempre hay determinadas tareas que sólo hace uno. Si cada uno de nosotros, Miguel Ángel Vadillo, Joaquín Torreblanca, Antonio J. Guerrero o yo hacemos nuestro trabajo por nuestra cuenta y no miramos en hacerlo en conjunto, el periódico no saldría a la calle ninguna semana. Y si además, cogemos las redes sociales y ponemos a caldo a nuestros compañeros porque no hacen su trabajo, la imagen que damos es penosa.
Pues eso, es lo que percibo cuando veo o escucho a concejales de uno y otro lado tirándose los trastos de que tú tienes que hacer esto, y tú, esto otro. Pensaba que ser Patrimonio Mundial cambiaría esas cosas. Que todos remarían en la misma corriente, buscando el bien para la ciudad, sentándose y hablando, buscando soluciones entre todos, arrimando el hombro, y no echando más leña al fuego.
Creo que el 15 de julio soñé demasiado y que todavía me dura el sueño que poco a poco se ha convertido en una pesadilla que espero acabe pronto.