Tuvo que ser prestada días atrás, por una vecina, para poder terminar de hacer la comida. No se trataba de un olvido, simple y sencillamente que no tenía nada para poder pagar. Éste es el verdadero drama de la crisis, y los que no lo sufrimos y no profundizamos un poco en nuestro alrededor, no vemos que en nuestra ciudad hay casos patéticos de primeros auxilios, y la falta de medios o de sensibilidad dificulta hacerle frente. Por más que hacen las Cáritas, la Iglesias y muchas personas de bien, fe profunda y compromiso cristiano no es fácil cubrir todas las necesidades, la crisis es dura, durísima para muchos. Ya nadie recuerda el país de lujo que hace pocos años fue la envidia del resto del mundo, crecíamos como la espuma, y un soplo de aire en contra la deshizo. Ahora tenemos una herencia maldita, heredada por la incompetencia de los gobernantes y la pasividad de todos. No pocas veces me he preguntado cómo estaríamos en estos momentos de haber ganado el partido socialista, cómo hubiera vendido los recortes a los ciudadanos después de haber ofrecido tanto confort, dinero en abundancia, derechos y bienestar sin límites económicos. Y no sólo eso, se suma a los lamentos como si estuviera libre de responsabilidad. ¿Por qué no exigimos a los políticos que paguen su pena?. Lo de robar es aparte, estamos tan acostumbrados que los juicios televisivos parecen telenovelas americanas por la duración y el final feliz para todos.
Y como seguimos hablando de derechos, los recortes en educación quieren poner el País patas arriba, puede que los estudiantes no estén exentos de algunas razones, pero es posible también que el deber de estudiar esté más que relajado. El fracaso escolar no es sólo culpa del sistema, es en muchos casos el desinterés total del estudiante por el estudio y la formación, se dedica bastante más tiempo al ocio.
Que todos los derechos los acompañen y los deberes se los aminoren es un canto que aprendieron hace algún tiempo y no van a consentir que se les cambie la letra. Si están medio curso en la calle, la culpa es de los gobernantes. Si dañan la imagen del país, que se aguante, antes están todas sus reivindicaciones.