Con este encabezamiento nos encontramos una serie de carteles distribuidos por esta ciudad con la imagen de una joven. Tiene graves problemas de salud y se encuentra internada en un hospital de Pamplona con la esperanza de recibir un tratamiento que alivie el problema. Pero éste comienza porque su estancia y atención médica es muy costosa y la familia apenas dispone de medios para vivir. Según tengo entendido, se le pidió ayuda al Alcalde, y éste lo derivó a la concejala de asuntos sociales que convocó a la coordinadora de mujeres para buscar alguna solución. Por supuesto que muchas mujeres de distintas asociaciones, formas de pensar y de vivir, aúnan sus ideas y esfuerzos y son capaces de obtener buenos logros para minimizar el gasto hospitalario. Son capaces de trabajar de manera coordinada, y no sólo les une el espíritu solidario, sino también el de la decencia y el sentido común, son mujeres y madres y manifiestan públicamente su empatía con la causa.
Y a mí me parecen estos actos magníficos, entran en juego muchas cosas desde un buen rato de convivencia hasta pequeñas renuncias de quienes son más personalistas a favor de la mayoría. Se piensa en clave de grupo, y se trabaja así, uniendo todos los eslabones para que la cadena resulte lo más larga posible.
Al mismo tiempo contemplo como una vez más, la Administración se sacude de estos casos puntuales que tenía que atender con deferencia por lo delicado de la situación. El problema no es la falta de recursos, más bien el empleo que se hace de ellos. Ahora que se disponen de unas excelentes instalaciones por qué no se emplean para cerrar muchas que corren a cargo de las arcas municipales. Parece que la austeridad es algo que a los políticos le suena a insulto. Y los problemas para los ciudadanos de a pie. Así les va.