Creo que fue Antonio Gala quien definió a Málaga como una mezcla de lujo y cochambre. Lujo encontré ayer por todos sus rincones, calles y avenidas, durante las tres horas que duró mi paseo. Difícilmente, ninguna capital andaluza pueda igualar a nuestra popular calle Larios, espléndida luce con unos adornos navideños que la elevan sobre sus altos edificios y le confieren una vista maravillosa donde la simbiosis del neón y la arquitectura de cualquier tiempo, como podemos encontrar allí, es espectacular. Es cierto que comercialmente adelantamos mucho la Navidad, tanto que a veces se teme que ese espíritu navideño se quede relegado al interior de casa, casi en familia. Demasiado tiempo para los días navideños. Las comidas de empresa comienzan con un mes de antelación y acaban varias semanas después. Todo se hace negocio y atracción para avivar unas compras que han estado algunos años sobre ascuas casi apagadas. Sale gente a la calle, con más atrevimiento a la hora de buscar ese regalo que complacerá a la persona determinada.