viernes 22 noviembre 2024
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Viento helado

Es de noche, muy de noche. La oscuridad avanza. En un punto indeterminado del tiempo deduzco que la madrugada se ha colado impunemente en mi espacio. Avanzo hacia la luz, hacia los despertares callejeros que dejan estelas de tráfico matutino por la avenida. Alguien corre envuelto en brumas mañaneras para reivindicar los propósitos de año nuevo haciendo frente la frío que se ha dignado aparecer por fin. Dicen que Málaga es una ciudad en donde todo el mundo corre, ya nos queda menos para llegar al top ten de la velocidad.

Luces y sombras que se funden hasta convertirse en una linea tan delgada que imagino invisible para no detenerme sobre ella. En el salón, me esperan cajas vacías que solo vaticinan una cosa, hay que recoger la Navidad. Navidad que se guarda en estas cajas que año tras año se sacan del trastero, para que olvide su pereza, su letargo y hacerla brillar sobre un árbol verde o encima de una lámpara de cristal que añoraba su presencia, su amistad festiva, el brillo de su dorado plumaje. Las telas brillantes en dorados y rojos los tules verdes acompañan los vacíos de los árboles que se esfuerzan en sonreír a todo el mundo que maneja las luces de encendido o apagado.

Lucecitas pequeñas que parpadean tímidamente en naranjas o verdes incluso en blanco apagado. Arriba este año han ido unas plumas suaves como la nada, amables como los campos, final feliz de un antifaz que enmascara lágrimas de olvidos. Dos gnomos barrigudos se empeñan en colocarse delante del reno divertido que se asusta y se enrolla en su bufanda de rayas. Los brillos, las velas, las bolsas vacías de regalos desenfundado, sonríen tenues ante lo inevitable, su desaparición en el reciclado.

En los últimos momentos, mientras el implacable cinta adhesiva va cerrando las cajas, la voz de Mariah Carey entra en escena por enésima vez para recordarme que “All I Want for Christmas Is You” . La última rama de pino asoma sus dedos delgados por una pequeña rendija en señal de rebeldía, de impotencia encarcelada. Quizás, 365 días para saltar de vuelta a una nueva Navidad.

Más información edición digital www.elsoldeantequera.com y de papel.
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