A la calle Estepa con el mercadillo solidario navideño. Este año el local está enfrente del anterior, como si las aceras entraran en competencia para poder servir de alfombras de entrada, aptitud leal y enriquecedora para nuestra calle principal, punto de encuentros, de actividad financiera, de burgués pasado y nombre de realeza. Y en este precioso marco, orgullo de cualquier antequerano de nacimiento y adopción, durante quince días sacamos a la luz muchos valores que se ocultan en el corazón de Antequera y su comarca. No sería posible llevarlo a cabo sin la colaboración altruista de tanta gente que ha puesto su mimo y sus manos para hacer pequeñas obras de arte, preciosas menudencias de artesanía donde el tiempo se para, no tiene ninguna prisa y con ese relax del buen hacer parsimonioso, el resultado es original y bellísimo.
Aún es tiempo si alguien quiere aportar su granito de arena, por insignificante que sea porque cuando se convierte en dinero y ayuda a que exista una pizca menos de injusticia, es algo hermoso, difícil de explicar por una pardilla aspirante a persona como servidora. Es cierto que no es cualquier mercadillo. Toda la mercancía es nueva, amén de algunas cosas que tienen valor por si mismas con independencia del tiempo que tengan.
Nos acompaña en este proyecto un anticuario local, dando un sello de realce y distinción que es muy de agradecer. Y con mucha ilusión y un poco de trabajo por delante, el día 4 de diciembre por la tarde se abrirá al público. Lo recaudado va a ser invertido en su totalidad en personas de nuestra ciudad, emplearemos nuestro mejor juicio y criterio para que llegue a donde más se necesite.
Todo el que quiera queda invitado a la inauguración, principalmente la gente, pilar necesario de nuestra puesta en marcha, sin olvidar los medios que nos abren las puertas más allá de lo meramente local, y los políticos que se sienten muy cómodos con todas las iniciativas de sus vecinos, especialmente si se trata de ayudar en el bien común. Serán muy bien recibidos.