Tengo la suerte y la gran oportunidad de acercarme a un considerable número de antequeranos a través de la prensa local. Motivo que me hace sentir bien, sobre todo cuando tengo la posibilidad de despertar algún sentimiento, me basta aunque sólo sea curiosidad, porque ésta hace leer mis letras y formar voz colectiva ante los problemas, inquietudes y desasosiegos que sufren muchos de nuestros vecinos.
Quizá algún día tengamos la ocasión de soñar que hay un reparto equitativo de los bienes, que nadie, en ningún lugar de este planeta, sufra abandono o malnutrición, pero de momento sólo tenemos a mano echar una mano, hacer llegar el lamento en que se convierte el silencio de las carencias e intentar minimizarlas. De alguna manera tenemos que justificar que somos cristianos. Es cierto que esta cuestión es personal, pero sí transferible y nos obliga a compartir y a pensar en el prójimo como alguien importante que tenemos cerca y le debemos nuestra consideración y afecto.
Y siempre, siempre, encuentras personas, colectivos , grupos, que oyen el eco de auxilio y se tornan una piña para prestar su ayuda. Los Amigos de la Música van a unir su voz y sus instrumentos, de manera totalmente desinteresada, siendo generosos con ellos mismos y con quienes le rodean y moviéndose con acierto para recabar todos los medios posibles. Nada dejan al azar ni la tele, ni la prensa, ni el boca a boca, sólo su música para que ésta llene el Teatro Torcal y nos deleiten y hagan sentirnos contentos, que si a muchos nos puede llegar hasta el corazón, seguro que a los necesitados, a quienes va dirigida, les llegan al alma.
