Andalucía votó el domingo 19 de junio y dejó claro su deseo: ver durante cuatro años más a Juanma Moreno al frente de la Junta. Una victoria abrumadora, sin «peros» ni dudas, con 58 de los 109 escaños que componen el Parlamento andaluz. Medios de toda España se hicieron eco, lógicamente, de su logro; entre otras cosas, porque eso de las mayorías absolutas ya no se lleva. O no se llevaba.
Muchos consideran que el pueblo andaluz está penalizando las políticas de Sánchez. Otros, sin embargo, creen que la irrupción de Alberto Núñez Feijóo tiene mucho que ver en este resultado. Yo (y seguro que mucha gente más), creo que la respuesta de las urnas se debe a otra cosa, a algo mucho más simple –y complicado en los tiempos que corren–: la moderación.
Juanma Moreno ha conseguido, desde mi punto de vista, estar más cerca de la palabra “Andalucía” que de las siglas de su partido. Ha sido capaz de ponerse el traje de presidente de Andalucía antes que el de líder del PP andaluz. E incluso no se dejó llevar por el lenguaje bélico de otros rivales e incluso de su defenestrado compañero nacional Pablo Casado (que ya sabemos todos cómo ha acabado).
Moreno se ha mantenido ahí, sacando la bandera de Andalucía cuando su sector reclamaba aupar la de España por encima de todas las cosas. Algo que, sin duda y viniendo de una comunidad autónoma eminentemente socialista, ha ayudado para evitar que gran parte de nuestra tierra se “asustara” con el aterrizaje de la gaviota. Un cambio brusco que muchos temían y que no ha sucedido. Al menos de momento.
La moderación de Moreno ha evitado que las palabras se escoren demasiado. Ha conseguido frenar que se dividiera más el voto. Y, sinceramente, creo que ha logrado que no solo los Populares “de carné” votasen a su candidato. La moderación y el carácter presidencialista de Juanma Moreno ha obtenido lo que muchos veían imposible: una mayoría absoluta del PP en Andalucía y, en esta época, noquear a la extrema derecha.
¿La receta moderada de Moreno es extrapolable al resto de España? Aún no lo sabemos. Lo que sí espero que sea extrapolable son las formas. Feijóo ya llama a los suyos –más que nunca– a buscar el entendimiento y conseguir un perfil moderado y “presidencial”. Hasta los medios se hacían eco esta semana de que la sesión del Congreso había tenido menos bronca que de normal. ¡Se extrañaban! ¿Y si este es el comienzo de la vuelta a la moderación? Siempre he creído que el PP gana más si se aparta de los extremos y, en Andalucía, ha funcionado. La misma receta sirve para el PSOE. Mejor ignorar al rival escorado que intentar imitarlo.
Con este resultado yo, al menos, respiré aliviado porque tendremos cuatro años sin presiones de los que no creen en nuestra Andalucía. Seré feliz mientras se siga escuchando a nuestro pueblo. Veremos en cuatro años.