El agnosticismo de creer en un banco que ayude financieramente a una pyme o a un autónomo, o al de un político correcto, es ya algo que debemos asumir. El convencimiento de una sociedad libre, cada día se pone en mayor riesgo cuando se utilizan las infraestructuras de la libertad, en favor de los intereses de quienes las gobiernan, y no de quienes las soportan.
Creo que ya va siendo hora de dejarnos de criticar, de romper, de demoler, de pisotear, de tirar la piedra y esconder la mano… Nuestro día a día precisa que nos ayudemos entre todos. Hace falta una nueva esperanza en Antequera… por Navidad.
Se avecinan unos días en los que muchos hogares, ¡750 que se sepan!, tienen problemas para alimentarse. Y mientras, nuestros políticos (sean del color que sean), en vez de ayudar, empeoran la situación.
Sigo sorprendido del entendimiento y funcionamiento de la Plataforma Antequera Solidaria. Y lo digo porque colectivos creyentes, de una fe distinta, aconfesionales y de otra índole, se unen por su objetivo: ayudar al que pasa hambre. Mientras, nuestros políticos, se llamen como se llamen, sólo utilizan los problemas para cuestionar al que hace o al que hizo; en vez de proponer soluciones.
En lugar de tanta propuesta barata, me gustaría escuchar alternativas concretas. Una podría ser que algún dirigente dijera: «Al igual que hemos subido el IVA el 1 de septiembre, vamos a reducir ya un 10 por ciento los cargos políticos en todas las administraciones», y no tener que esperar a las próximas elecciones.
La saturación de cargos políticos públicos (por mucho que lo nieguen ellos), se pudo comprobar en la visita de la Reina al Rosario: delegado del Gobierno de España, delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía, subdelegado del Gobierno, presidente de la Diputación, alcaldes… ¡Basta ya, con un cargo, hay de sobra!
Mientras tanto, los ciudadanos anónimos, los que padecemos la crisis y pagamos los impuestos para sostener todo este entramado, tendremos que buscar donde no hay, para ayudar a esos 750 hogares que no tienen donde comer. ¿Tanto trabajo cuesta unir esfuerzos si todos persiguen lo mismo?
