sábado 23 noviembre 2024
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Adiós a dos antequeranos muy queridos en la Ciudad

Adiós al doctor Salvador Abela y a «Lola» Escobar Arjona, madre del Jefe de Policia Enrique Ruz

En las últimas horas dos noticias tristes en medio de las fiestas de estos días,

los fallacimientos del doctor SALVADOR ABELA y de doña DOLORES ESCOBAR ARJONA.

El doctor Salvador Abela, se estableció en Antequera hace muchos años y, aunque no era nacido aquí, se convirtió en Antequerano de pleno derecho, pues a Antequera dedicó su vida, como médico extraordinario, como director en los difíciles tiempos del Hospital Municipal «San Juan de Dios», antecesor del gran Hospital Comarcal actual, como fundador-director de la Escuela Universitaria de Enfermería, absurdamente perdida por el descarado apoyo oficial a Ronda, como teniente de alcalde de nuestro Ayuntamiento, como Médico de Empresa de la Caja de Antequera, pero por encima de todo como buena persona, amiga de todo el mundo, generosa a la hora atender hasta quien a él llegaba, favorecedor a todo quien lo necesita como más es imposible, además de como ejemplar esposo, padre y abuelo, como incomparable compañero.

 Todo esto hizo que fuera persona querida, admirada, que gozó del afecto de sus compañeros, de la gratitud de sus pacientes, de la veneración de sus familiares, siendo la noticia de su fallecimiento, muy sentida en toda la ciudad. Colaborador de nuestro periodico cada vez que le requerimos, trasladamos a su familia nuestro sentimiento profundo ante la desaparción de tan gran amigo, figura en la historia de la ciudad de finales del pasado siglo.

En cuanto a doña Dolores Escobar Arjona, madre de nuestro querido amigo Enrique Ruz, Jefe de la Policía Local y Gran Comendador de la Orden Hospitalaria del Infante Don Fernando y Santa Eufemia, entregó su alma a Dios el pasado día 15, a los 89 años de edad y tras soportar con ejremplar entereza y cristiana resignación una larga y cruel enfermedad. «Lola», como la conocía todo el mundo, era el mejor ejemplo de esas antequeranas a las que tocó vivir una época durísima en la que luchó incansable para sacar adelante su familia, trabajando en el campo y donde lo hacía su familia. Dotada de una bondad innata, de una gran simpatía, se hizo querer por todos cuantos la conocieron que sintieron la trágica noticia y las circunstancias en las que la vivió nuestro querido y admirado amigo Enrique, que se encontraba en Medina del Campo, donde era nombrado, Caballero de la Orden de la Jarra y el Grifo, que fundó el Infante Don Fernando «El de Antequera» y preiside en la actualidad otro querido amigo de nuestra ciudad, el general de Artillería Juan Ignacio Gutiérrez, que adelantó el nombramiento para que nuestro Gran Maestre emprendiera viaje de regreso, sin parar, desde Medina del Campo a Antequera. Para Enrique y toda su familia, nuestro afecto y sentimiento más sincero y para su madre nuestra oración 

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