La iglesia conventual de Capuchinos se quedó pequeña, ante representaciones de toda Antequera que quisieron despedirle en la misa de acción de gracias que presidió este viernes 5 de septiembre, tras 20 años como sacerdote en Antequera. El padre Francisco Martínez Melero, agradeció el apoyo que ha sentido en este período tan importante en su vida.
Un adiós que se une este fin de semana junto al Arcipreste, son dos sacerdotes que han marcado los caminos de la Iglesia en Antequera en los últimos años: el capuchino antequerano Francisco Martínez Melero, “Padre Paco”, y el diocesano malagueño padre José Amalio González Ruiz. Capuchinos acogió la misa de acción de gracias y convivencia de despedida al que será Hijo Predilecto de la Ciudad el próximo 16 de septiembre. El Padre Paco (Antequera, 25 de enero de 1955) llevaba en Antequera desde 1994, primero como diácono y luego como sacerdote desde el 20 de marzo de 1995.
“Dejar a la gente siempre duele, pero como son amigos, sé que estarán siempre ahí. Tras 20 años, llega la hora del cambio, y quizá era el momento. Se dice que nadie es profeta en su tierra, pero yo, aunque no soy profeta, me siento querido y apoyado por esta ciudad. Lo más valioso de Antequera es la gente”, destaca el padre capuchino. Termina una apuesta de 20 años por los necesitados y más desfavorecidos por parte del Padre Paco.
Padre Paco: “Doy las gracias a Dios porque todo se hace porque Él está ahí. Nosotros somos los instrumentos de lo que quiere que hagamos. Lo bueno que yo haya podido hacer es por la gracia de Dios y por la ayuda de los demás, a los que les pido que sigan trabajando por los necesitados en Antequera. La clave es el amor a las personas, saber qué es lo que más les hace felices, estar disponibles para ayudar, estar sensibles para estar al lado de todas las personas que nos necesiten. Jesús con cinco panes y tres peces dio de comer a multitud, pues tenemos que seguir su ejemplo y creer que somos capaces”.
El sacerdote capuchino es conocido como “el cura de los pobres”, ya que además de su misión como religioso, cualquier actividad en pro de ayudar a los necesitados en los últimos años, siempre ha estado él presente: centro de transeúntes, banco de alimentos local, centros de acogida, campañas de recogida de alimentos especiales. Además de su nuevo destino en Córdoba, ha sido nombrado como consejero de la acción social de los capuchinos en España. Entre sus proyectos, el edificio que abrirán a mediados de octubre para Casa Menga que dará cabida a veinte personas en proceso de rehabilitación de adicciones. “Ofrecemos la obra y el mantenimiento con motivo de los 400 años de los capuchinos en Antequera”.
Para mejorar la situación de los necesitados:
“Lo ideal sería trabajo que cambiaría la situación. Se le brinda apoyo de alimentos y pago de luz, hipoteca, libros, agua, que alivian, pero no es la solución, si no tienen ingresos. Hay que seguir pidiendo la colaboración de los antequeranos, que son muy generosos, pero hace falta más porque no se mejora”. La Iglesia, Antequera, despide a otros dos buenos sacerdotes que han pasado por esta tierra en su historia. Más información, ediciones impresas sábados 6 y 13 de septiembre (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).
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