El pasado sábado 23 de abril, celebrábamos el Día Internacional del Libro. Durante los días próximos a esta conmemoración, muchas ciudades instalan pequeños mercadillos para incentivar la adquisición de nuevos ejemplares y, sobre todo, para incitar a la población a la lectura. ¿Acaso hay algo más enriquecedor que la lectura?
En el colegio, de pequeño, recuerdo a los maestros decir que las bibliotecas eran lugares de Cultura. Y es que en los libros se encuentran grandes oportunidades para desarrollar nuestra creatividad e imaginación, poner a flor de piel nuestros sentimientos e incluso para llegar a cautivarnos. También se ha dicho siempre que, con la lectura, enriquecemos nuestro léxico y que, cuanto más leemos, más aprendemos y conocemos. Y es que, nosotros debemos crecer día a día no sólo en estatura, sino también en conocimiento.
Así también le pasaba al Niño Dios, que crecía en estatura y también en sabiduría y conocimiento sobre su Padre Dios, como así nos narra el Evangelio de Lucas en el capítulo dos, cuando Jesús se perdió a los 12 años y fue hallado en el Templo enseñando a los sacerdotes. La capacidad de aquel Niño es inalcanzable para nosotros, ya que nuestra sabiduría y conocimientos dependerán de la medida en que cultivemos nuestro intelecto.
Pocos sabrán (o quizá no recordarán) en el día de hoy hacer mención a un Gran Libro. Y digo Gran Libro no sólo por su tamaño, sino porque es una gran biblioteca en sí, ya que este libro del que hoy les hablo es un “Libro de libros”, dividido en dos grandes partes marcadas por un hecho histórico como fue el nacimiento de Cristo.
Hoy, puede ser una gran oportunidad para coger ese libro llamado Biblia y dejarnos cautivar y emocionar por cuantas aventuras, historias y hechos vivieron los hombres y mujeres que formaron parte de la Historia del pueblo de Dios.
Algunos que quisieron conocer algo más sobre este libro, se acercaron con su Biblia a la Casa-Hermandad de la Hermandad del Rocío (en calle Higueruelos 11, bajo) el pasado sábado 23 a las 18 horas, donde se dejaron cautivar por la apasionada historia de la Salvación que en este gran Libro se nos narra. Algunos llamarían a este tipo de actividad “Animación a la Lectura”; yo, simplemente, diría que es Dios en nuestra vidas. ¿Te animas a seguir conociéndola?
Emilio Córdoba