Este domingo 18 de octubre nuestra Iglesia vive dos momentos especiales para este curso pastoral que estamos iniciando. En primer lugar, celebramos el DOMUND. Como todos sabrán, sus iniciales nos indican que es el Domingo Mundial de las Misiones, un recordatorio que es referente en nuestra Iglesia desde hace muchos años, de donde nos vienen a todos recuerdos de cuando los alumnos de los colegios pedían por las calles con las huchas naranjas y a cambio te daban una pequeña pegatina en señal de colaboración; o de aquellos sobres –que aún se siguen usando- donde cada familia a través de su hijo aportaba su contribución para esta causa.
Más allá de lo meramente económico –lástima que sea una triste y necesaria realidad la parte económica–, debe ser también una campaña de concienciación. De hecho, ésta surge para recordarnos a todos que, aún en estos tiempos tan avanzados y donde la solidaridad se llega a convertir en un simple “lavado de conciencias”, existen personas que dedican su don más preciado al servicio de los demás: su tiempo. Por ello, no está nada mal que una vez al año nos acordemos de todos ellos y que, con un esfuerzo mayor si cabe, pensemos qué podemos aportar para ayudar a estas personas que regalan su tiempo a los demás sin pedir nada a cambio y convertirnos nosotros también en Misioneros de la Misericordia.
En segundo lugar, este fin de semana tendrán lugar los Envíos de Catequistas en las distintas parroquias y colegios, un signo de que es Dios quien actúa en cada una de estas personas para ser evangelizadores de nuestros pequeños y adolescentes. Sin lugar a duda, podríamos considerar este envío como el inicio de nuestro curso pastoral, ya que, desde este momento, comienza la intensa actividad catequética en nuestros salones parroquiales y en los colegios religiosos.
Además, este año partimos con la novedad de nuevos materiales a disposición de niños y catequistas, que facilitarán un mayor acercamiento de Jesús a los primeros y una mejor labor a los segundos. Nuevamente, sería maravilloso que todos nos involucráramos en estos envíos de catequistas, ya que son los “misioneros del primer mundo”, personas que con total gratuidad ofrecerán lo mejor de sí mismos para ayudar a padres y madres en el proceso de crecimiento en la fe de nuestros niños.
Un fin de semana de inicio pastoral, de intensa actividad en nuestras comunidades, que debemos continuar durante todo el curso para que la llama del Amor de Cristo se mantenga viva en los corazones de nuestros pequeños y de los que más lo necesitan.
EMILIO CÓRDOBA ARJONA
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