viernes 22 noviembre 2024
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La auténtica caridad

En este domingo todo nos habla de caridad, de amor a Dios y al prójimo. Pienso que es para dar muchas gracias a Dios por la posibilidad que nos ha brindado de vivir en este momento de la historia, en el que ya saboreamos la plenitud del mandamiento del amor.Si investigáramos un poco la evolución de cómo se han tratado los hombres a lo largo de la historia, de cómo se ha ido perfilando el respeto mutuo hasta la llegada del Hijo de Dios, veríamos con asombro de lo que era capaz el hombre. Incluso en la Biblia podemos ver algunos mandatos que intentan mejorar la situación de la persona. Por ejemplo, la famosa ley del Talión fue todo un avance para evitar la destrucción de una familia por el daño producido por uno de sus miembros a otra familia o persona, etc.

El mismo Jesucristo la nombra para superarla, dándole el auténtico sentido a la ley de Dios hasta el momento en que Él está con los hombres.Y estando con los hombres le preguntan por el mandamiento principal, aquel que debe ser cuidado y vivido por encima de todas las demás leyes, prescripciones, etc. que, además, en aquella época se habían convertido en incontables y enrevesadas.Jesús responderá recordando lo que ya saben. Amar a Dios “con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu ser”; y mencionando el segundo, “al prójimo como a uno mismo”, concluirá que ahí está resumido todo lo que Dios ha mandado al hombre.Amar a Dios. Si de verdad lo meditamos, más que un mandamiento es un privilegio.

Es el único amor que no decepciona, que está en disposición de satisfacer la necesidad infinita de amor que tiene el corazón humano.Decíamos al comienzo que somos privilegiados los que vivimos  ahora y los que han vivido en los siglos posteriores a la venida de Jesucristo. Es así porque Nuestro Señor no se conformó con dar cumplimiento a la ley sino que la elevó al darnos el Mandamiento Nuevo: “Como Yo os he amado”.La referencia no seremos ya nosotros mismos a la hora de amar a los demás, porque siempre habrá imperfecciones, ideas subjetivas que desvirtuarán el auténtico amor, a pesar de poner toda la buena intención que se ponga.

Ahora la referencia es el mismo Jesucristo, lo que Él ha hecho. Cómo Él ha demostrado con obras concretas el amor que nos tiene. Y ahí sí que tenemos que ver el privilegio de ser amados por Dios mismo. San Pablo nos lo dirá claramente: “Él nos amó primero”.Esta es la verdadera caridad. El genuino amor. El amor de Dios por la criatura hasta entregar a su propio Hijo. Esta tiene que ser la permanente referencia en nuestro trato con los demás. Tengo que pensar “yo quiero ser como Él, amar como Él”. Él recibió agradecimiento, amor, y también burlas y desprecios hasta la propia negación, pero no dejó de amar.Amó con obras concretas. Constantemente estuvo manifestando con palabras y hechos el amor que nos tiene. Ahora nos pide a nosotros lo mismo. Amor con obras.

Aunque en ocasiones no haya una correspondencia por parte del prójimo; no haya una muestra de agradecimiento, que siempre apreciamos porque somos humanos. Es el momento de pensar: “yo quiero amar como Él”. Es así la única vía para poder responder afirmativamente a la pregunta que tanta gente se pregunta hoy día ante la situación de crisis de valores: “¿compensa ser bueno?”.La auténtica caridad mira al cielo; busca con paciencia el premio definitivo, lucha por apoyarse siempre en ese amor que sacia sin saciar.

Nuestra Madre sabe bien lo que es vivir así a pesar del momentáneo “fracaso”, de las pretendidas impaciencias de los que rodeaban a su Hijo. Seguro que Ella ha recogido todos los rosarios rezados durante el mes pasado secundando la petición del Santo Padre y se los ha presentado a su Hijo diciéndole: “mira cómo aman”.

Padre Mariano Amores

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