· Primera lectura: 1º Reyes 19, 16b. 19-21.
· Salmo responsorial: Salmos 15. Tú eres el lote de mi heredad
· Segunda lectura: Gálatas 5, 1. 13-18.
· Evangelio: Lucas 9, 51-62
No estamos en momento de demasiadas alegrías para nuestra Iglesia ni para los que nos sentimos cristianos, a quienes humildemente queremos vivir en el seguimiento de la fe en Jesucristo. Muchas críticas, con o sin fundamento, muchas falta de respeto (algo que en una sociedad democrática no debería tener espacio) e incluso actos que rozan el delito, se suceden en muchos lugares del mundo.
Pero como es cierto que Dios “escribe derecho en los renglones torcidos de nuestra historia”, esta semana, en medio de estas “tormentas”, nos encontramos con dos buenas noticias para los cristianos de nuestra iglesia más cercana, para nuestra diócesis de Málaga.
El lunes pasado amanecía la semana con una noticia, no por deseada, menos importante. Se fijaba aquí en Roma, por fin la fecha de la canonización de don Manuel González, el obispo de “los sagrarios abandonados”. Así la plaza de san Pedro será el marco que acoja dicha ceremonia el próximo 16 de octubre. Ese domingo el papa Francisco presidirá la Eucaristía donde cinco beatos serán declarados santos.
Entre ellos destaca la figura de don Manuel González García (San Manuel a partir de ese día), obispo sevillano, hijo de antequeranos (del barrio de San Pedro, parroquia donde contrajeron matrimonio sus padres), que tras una brillante carrera sacerdotal en diversos pueblos de esa archidiócesis vecina (especialmente en la ciudad de Huelva), hace casi un siglo llegaba a nuestra diócesis como obispo coadjutor.
En ella pudo desarrollar una ingente labor pastoral y social, destacando su apuesta por la educación de las capas más humildes de la sociedad y su gran obra en Málaga, su “sueño pastoral”, el Seminario diocesano. Quienes hemos tenido la suerte de formarnos en esa casa y conocer un poco la generosa obra de don Manuel, somos testigos de cómo la impronta de este santo pastor se quedó en el corazón de quienes recibimos allí nuestra formación sacerdotal. Este hecho se podría resumir en la frase que él quiso que presidiera el altar mayor de la capilla del Seminario, en forma de petición: “Pastor bueno, danos buenos pastores, siempre dispuestos a dar la vida por sus ovejas”.
Pues a esa alegría se une otra, también clave vocacional. En la mañana de este sábado la Iglesia de Málaga ha recibido, una vez más los frutos de ese seminario. Don Jesús, nuestro obispo, ha ordenado sacerdotes a tres jóvenes de nuestra diócesis, que tras completar su formación integral, han querido decir “si” al Señor, recibiendo este sacramento. Un hecho festivo que a la vez da un contexto actual a las lecturas que la Iglesia nos ofrece en este domingo.
El Señor es el lote de nuestra heredad, es lo mejor que nos puede pasar en la vida. Por eso, tanto la primera lectura como el evangelio tienen un fuerte nexo común, la clave de la vocación-seguimiento. Y esto no es una cuestión del pasado, algo desligado de la vida de hoy. Al contrario, en todos los tiempos Dios sigue llamando, sigue escogiendo personas para que siguiendo sus pasos, sirvan a los hermanos.
Eso puede hacer nacer en nosotros algunas cuestiones: ¿Es una huída del mundo, de la realidad? ¿Quién escoge ese camino, es que es mejor que los demás? ¿Es un camino fácil?
A todas estas cuestiones responde Jesús hoy en el evangelio, tras manifestar Lucas un hecho fundamental. Dice que a Jesús se le acercaba el tiempo de ser llevado al cielo, de completar su misión en la tierra.
Para hacerlo propone las condiciones del seguimiento, cómo debe ser el discípulo que quiera seguir sus pasos. Quien quiera seguirlo debe estar a dispuesto a recorrer su mismo camino. Sin fisuras pero sin miedos.
Ser de los suyos es pisar fuerte la tierra, para desde ella, ir caminando hacia la plenitud de la vida en el cielo. De su mano podremos seguir haciéndolo. Con esa confianza, os deseo un feliz domingo. Que Dios os bendiga.
padre Juan Manuel Ortiz Palomo
Más información, edición impresa sábado 25 de junio de 2016 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).
