lunes 16 septiembre 2024
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1949: La Real Feria de Antequera aumenta en sus actividades, aunque es azotada por la posguerra

Nos vamos en este particular viaje en el tiempo a la Antequera de 1949 para recordar la Feria de Agosto de hace 75 años, donde la posguerra que vivía todo nuestro país, se notaba en la crisis en la que nos encontrábamos, donde también se padecían los estragos que nos dejó para toda la humanidad, la II Guerra Mundial.

Crisis sí, pero la Feria nunca dejó de estar presente. Había necesidad de pasarlo bien, de intentar hacer negocio con el mercado ganadero y también, de que los visitantes, arrojaran parte de sus dineros en nuestra ciudad, algo que costó, pero que al menos, en el coso taurino tuvo su punto fuerte, con una corrida que casi llenó nuestra Plaza.

Del viernes 19 al martes 23 de agosto se celebró en Antequera la Real Feria que se abrió en ese primer día con la proclama de las fiestas con pasacalles de la Banda de Música y disparos de cohetes.

Antequera, como le decíamos al principio, padecía como todo el país la sequía y las consecuencias de ésta, además de una dura posguerra que afectaba a todos los sectores. Por ello nuestro periódico recoge a modo de conclusión que “no ha sido tan mala como muchos esperaban, ni desde luego tan brillante como otras que recordamos”.

Con ese resultado la Feria contó con más actividades que se desarrollaban desde la Caseta Oficial, al Mercado de Ganado y hasta la zona conocida del Parque, y el Quiosco, donde “actuó una orquesta y las parejas de baile llenaban hasta el exceso la pista”. En las noches la actividad no paró como señala el redactor en la crónica: “Estas fiestas nocturnas estuvieron animadísimas hasta la hora del apagón eléctrico, que a las cuatro de la madrugada mandaba a todo el mundo a la cama”.

Eran tiempos de cambios en muchos aspectos, como la presencia cada vez mayor de vehículos y menos carros y caballos, especialmente en la jornada matinal. Aunque “ya hubo un tiempo en que desaparecieron totalmente los coches de caballos y mulas, y tuvo que venir la guerra y sus escaseces para que surgieran de nuevo en la calle, proporcionando, como consecuencia insospechada, un renacimiento de lo típico”. Ya saben, modas que van y vienen en todas las épocas.

De entre todas las actividades, destacan por encima dos, la corrida de toros del día 21 por las figuras que se habían anunciado en cartel, y otra, el concierto de la Orquesta Sinfónica de Málaga dirigida por Gutiérrez de Lapuente el día 20 en la Caseta Oficial. El programa que interpretaron en dos partes estuvo compuesto por obertura de “Egmont “de Beethoven; entreacto de “Rosamunda” de Shubert; “La gran Pascua rusa” de Rimski-Korsakow; las tres “Danzas” de Turina; el intermedio de “La boda de Luis Alonso” de Jiménez y como bis, “La revoltosa” de Chapí. Se llenó la Caseta para esta cita a la que se sugirió a la Junta de Festejos, se continuará manteniendo en los programas de las Ferias futuras.

En cuanto al festejo taurino del 21 de agosto llegaba un gran cartel, Manolo Escudero, Martorell y el argentino, Raúl Ochoa “Rovira” que llegaba tras haberse encerrado el 3 de julio anterior en Las Ventas de Madrid, con seis toros y habiendo salido por la Puerta Grande.

En Antequera, lo hizo también tras cortar orejas y rabo al primero de su lote de nombre “Solitario”. Los otros dos diestros que le acompañaron no tuvieron suerte, especialmente Manolo Escudero que tras lesionarse la mano en la estocada al primero, tuvo que matar su segundo, el compañero argentino.

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