Al entrar en la Farmacia Franquelo y abrir armarios de antaño huele a medicamento añejo empleado por toda una generación de boticarios desde 1907.
La saga de los Franquelo en la localidad de Antequera es toda una institución que atesora en repisas y cajones, pruebas materiales del paso del tiempo, de la evolución de la ciencia y del cambio en los usos y modos de mitigar el dolor del enfermo.
A sus más de 100 años de existencia, la farmacia que ha cambiado su ubicación en dos ocasiones hasta instalarse en calle Infante don Fernando 62, aún conserva en sus vitrinas cajas y frascos de la botica en la que durante más de un siglo han despachado cuatro generaciones de la familia. Todavía quedan reminiscencias de productos de otra época, con otros precios y numerosos fines, que acreditan un mundo de la medicina sin industrializar. José Franquelo Facia decidió abrir la Farmacia allá por 1907, época en la que casi era innecesario acudir al médico para conseguir recetas. Hoy, Marta Franquelo Muñoz, Carmen Franquelo Asensio y Pedro Franquelo Asensio se encuentran al frente de este negocio familiar.
Marta Franquelo Muñoz se define como una romántica de la botica. “Antes no se descansaba en la farmacia, era noche y día sin parar pero su cometido era más científico, que para eso se estudiaba, para hacer medicamentos y no para cogerlos y darlos como ahora. De hecho, yo empecé en 1997 en el laboratorio que teníamos y en la actualidad llevo 20 años trabajando en la farmacia cara al público”.
Nada tuvieron claro en sus inicios estos tres farmacéuticos que decidieron tomar el relevo del negocio: “Cuando acabamos el COU decidimos que queríamos dedicarnos a la farmacia profesionalmente. Queríamos estudiar algo de ciencias dentro de la rama de salud y eso acompañado de que nos habíamos criado rodeados de medicamentos y vivido en este ambiente, decidimos seguir la tradición”.
Las tareas de un farmacéutico, hace unas décadas, abarcaban desde el etiquetado de frascos y botes hasta el precinto de los mismos, hoy esta práctica ha cambiado considerablemente y es que “mi bisabuelo y mi abuelo realizaban recetas propias que hoy en día conservamos en libros guardados que recogen las formulaciones que entonces se elaboraban. Ese tema está mucho más controlado ahora y antes la medicina se preparaba personalmente para cada cliente que acudía a la farmacia y sobre todo se realizaba a partir de extractos vegetales principalmente. Hoy los medicamentos son, la gran mayoría, moléculas sintetizadas químicas y comercializadas por grandes empresas farmacéuticas”.
No obstante, en Farmacia Franquelo gusta el trato personalizado con el cliente pudiéndole ofrecer los mejores remedios para sus enfermedades: “La llamada Fitoterapia sigue utilizando los mismos extractos vegetales originarios que se empleaban para las curas y medicamentos. En nuestra farmacia también se elaboran algunas recetas magistrales a cada persona, pero con las nuevas leyes de la medicina es algo que está muy controlado. Cuando era pequeña recuerdo que acudían a la farmacia clientes con dolores y mi abuelo le aplicaba sulfato de cobre y se iban a casa con la cura hecha, hoy, como es lógico, eso no está permitido”.
Pero no solo han cambiado los medicamentos, también la medicina en general “tanto en el diagnóstico y prevención de enfermedades como en la elaboración y síntesis de numerosos medicamentos que con ello ha mejorado la calidad y esperanza de vida de las personas. Las terapias de vacunación tanto en niños como en adultos y tratamientos como el del cáncer también han sido fruto de grandes avances en la medicina genérica”.
Y es que las farmacias al fin y al cabo dejan ver su lado más humano ya que “en la farmacia siempre se ha realizado además un gran trabajo en lo que ahora se llama farmacia asistencial, pero es algo que ya mi bisabuelo y abuelo realizaban. Esto consiste en escuchar, asesorar, aconsejar y hacer un seguimiento del paciente que, en la mayoría de los casos, se convierte en un amigo y eso es algo bonito de esta profesión”.
El devenir de la medicina está motivado por las demandas de los clientes y es que “antiguamente eran más solicitadas las aspirinas y el optalidón, ahora el omeprazol y el ibuprofeno. Es cierto que las necesidades medicinales han cambiado, pero todo por le propio avance de la Medicina”, cuenta Marta mientras abre dos de los armarios que aún conservan medicamentos, vasijas y reliquias medicinales de antaño al mismo tiempo que muestra fotografías de la época.
Una mirada hacia el futuro de la Medicina
Y como la vida misma, la Medicina seguirá avanzando aunque no se prevea un futuro muy boyante para este sector fruto de los recortes. En farmacias como Franquelo intenta priorizar el buen trato con el cliente por encima de lo demás: “El futuro farmacéutico lo visibilizamos un poco gris. La política en ocasiones toma parte en este asunto ya que, en lo referente a sanidad, prioriza lo económico a lo asistencial. En las farmacias, y en concreto en la nuestra, intentamos que prevalezca el bienestar del paciente y es por ello por lo que la relación paciente-farmacéutico ha sido y será magnífica por el trabajo realizado diariamente y la confianza que las personas que nos visitan depositan en nosotros”.
Así, sentada en la trastienda, se encuentra la hija de Marta, quien podría ser la quinta generación a cargo de farmacia Franquelo. Con una mirada y sonrisa inocente asegura que “de mayor quiero se farmacéutica como mi madre”. Una farmacia que sueña seguir muchos años más dedicada por y para Antequera y todos sus ciudadanos suministrando medicamentos que pueden salvar vidas. Una farmacia que augura cumplir 111 años más. Más información, edición impresa sábado 22 de septiembre de 2018 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).