Desde niño, el que sería Infante Don Fernando, se distinguió por su temperamento equilibrado e integridad, lo que hizo que, además de ser conocido como «Don Fernando El de Antequera», pasara a la Historia, como «el Honesto» o «el Justo».
Hay dudas sobre si nació en 1373, según el Cronista de «El Arte de Verificar las fechas»; 1379 –la fecha más aceptada– que señala el autor de «Datos» de Analistas Españoles o 1389, para el experto historiador Flores. Don Fernando tendría, pues, 31 años de edad, cuando conquistó Antequera. Fue hijo del Rey Juan I de Castilla y de la reina doña Leonor, hija de Pedro IV Rey de Aragón. Entró en la historia al morir Enrique III de Castilla, que le nombró albacea del heredero a la Corona el príncipe Juan II, cargo que desempeñó juntamente con la madre del niño, doña Catalina de Lancaster, que se hizo cargo de la regencia de Castilla la Vieja, mientras don Fernando lo hacía de Castilla la Nueva y Andalucía, a principios de 1407.
Los altos dignatarios de la Corte, como Juan II sólo tenía dos años, propusieron a su Regente que tomara posesión del trono como Rey. Don Fernando, no sólo lo rechazó con energía, sino que convocó en Toledo a prelados, caballeros, procuradores y nobles, conminándoles a la ciega obediencia y el recto servicio a su Rey Juan II –dando él mismo ejemplo–, al jurarle fidelidad, apartándose de la Corte, con el pretexto de dar nuevos impulsos a la Reconquista, permitiéndole controlar puntos estratégicos. Luego, tomaría sucesivamente Ortegícar, Santillán, Setenil…
En el año de 1408, reúne Cortes en Guadalajara, pidiendo dinero para continuar sus empresas conquistadoras. Tuvo que hacerlo a los mismos que había reprochado su invitación a ocupar el trono, y éstos, en revancha, se lo negaron. Don Fernando, opta entonces por la vía diplomática –en la que fue un gran experto–, firmando una tregua con el Rey de Granada. Durante los dos años que duró, el Infante no llevó a cabo ninguna incursión en terrenos dominados por los musulmanes, pero al expirar el pacto en la primavera de 1410, don Fernando, decide reemprender sus campañas, montando su primer campamento en Córdoba. Allí se planteó la duda de qué enclave conquistar, decidiéndose finalmente por nuestras tierras, y pronunciando su célebre «¡Sálganos el sol por Antequera y sea lo que Dios quiera!». A partir de ahí, dio comienzo la conquista que le valió el reconocimiento como gran soldado y estratega.
Don Fernando es de nuevo protagonista de la Historia, cuando al morir sin sucesión directa el rey de Aragón Martín el Humano, se abría una nueva lucha dinástica por el trono entre seis candidatos: el duque de Calabria, descendiente de Pedro IV por línea femenina; el Conde de Luna, hijo bastardo del rey muerto; Jaime de Urgel, descendiente por línea masculina de un hermano del rey; Juan de Prades, del mismo origen; Alfonso Duque de Gandía y nuestro Don Fernando, hijo de doña Leonor, y nieto de Pedro IV. La cuestión se circunscribió entre los dos nietos, Jaime de Urgel y don Fernando. Se reúne en Caspe un consejo de notables, que proclama Rey de Aragón a don Fernando «El de Antequera» y, tras la intervención, de Benedicto XIII, el 28 de junio de 1412, era entronizado.
Pasó a la historia como un hombre que también luchó en los campos de la política dialéctica con catalanes, sicilianos y representantes de zonas de su Reino, pero «un rey de todos», poco amigo de las banderías, magnánimo con los suyos y leal con sus enemigos, citándose como ejemplo el nombramiento del catalán Bernardo de Gualbes como canciller, a pesar de haber sido uno de sus más encarnizados enemigos en Cataluña.
Falleció en Igualada. Según nos dicen, amabilísimamente, en el Archivo Histórico de dicha ciudad, tienen constancia de esa fecha y de incluso la casa donde murió, situada en su céntrica calle Nueva, donde hay colocada una lápida que recuerda este hecho. Nos informan, incluso, de que en los recorridos que hacen los turistas, señalan dicha casa como en la que murió Don Fernando «El de Antequera», justificándonos el por qué de morir en ella: los reyes solían acudir cada año a la localidad de Piera, pero al pasar por Igualada, Fernando se sintió muy enfermo de una dolencia renal, por lo que fue internado en dicha casa, y a pesar de los extraordinarios cuidados a que fue sometido, entregaba su alma a Dios, el 2 de abril de 1416. Dejaba seis hijos de su matrimonio con doña Leonor de Alburquerque, «la Rica Hembra»: Alfonso, su sucesor; Juan, que sería Rey de Aragón al morir Alfonso sin descendencia; Enrique; Sancho que sería Gran Maestre de las Órdenes de Calatrava y Alcántara; María, que casó con Juan II de Castilla y fue la madre de Isabel la Católica, y Leonor, que se casó con Eduardo de Portugal.
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Bibliografía:
– «Historias de Antequera», de Yegros, C. Fernández y Trinidad de Rojas.
– «La Conquista de Antequera por el Infante Don Fernando». Carlos Martínez Valverde.
– «La Toma de Antequera». Versión moderna de varios textos medievales, por Francisco López Estrada.
– Diccionario General Espasa.
– Fondo editorial de «El Sol de Antequera».