El patrimonio antequerano de Santa Eufemia es copioso y extenso. No hay en Antequera tanto suelo para tanto cielo, porque la Santa pisa estrellas, pisa azucenas y viste oro.
Cuando leo el patrimonio historiográfico de la Santa –TEJADA PÁEZ, ALONSO GARCÍA DE YEGROS, RODRIGO CARVAJAL Y ROBLES, Fray FRANCISCO DE CABRERA… y a nuestros JOSE MARÍA FERNÁNDEZ, TRINIDAD DE ROJAS, JOSÉ MUÑOZ BURGOS y JOSÉ ANTONIO MUÑOZ ROJAS, mi alma se llena de belleza.
Y más, si apreciamos emocionados en el óleo de gran tamaño de MOHEDANO DE LA GUTIERRA y en la escultura de ANDRÉS DE CARVAJAL Y CAMPOS en donde la representación de Santa Eufemia supera la normativa plástica del momento histórico en que se compusieron para conseguir los hitos propios de las verdaderas obras de arte. Y también forman ya parte del patrimonio artístico de Santa Eufemia los carteles realizados en los años 2006 a 2009 por los creadores antequeranos Pepe Romero Benítez, Antonio Montiel, Machuca y Eloy García. Se añaden a estas realizaciones las vistosas piezas de orfebrería –corona y palma– que la imagen luce con lujoso esplendor y el esperanzador trono que estrenará nuestra Patrona Ganadora en la procesión del próximo año 2010.
Sin embargo, la capitana mayor del patrimonio de Santa Eufemia es la procesión que se celebra todos los años en vísperas de cada 16 de septiembre que cumple también ahora seis siglos de existencia y aunque en algunos momentos históricos dejó de verificarse por causas muy diversas, no habrá jamás fuerza lo suficientemente crecida capaz de arrancarla del alma antequerana.
La procesión de Santa Eufemia
1. Tras la conquista se iniciaron las primeras procesiones de Santa Eufemia por el interior de la Plaza de Armas del Castillo, saliendo la comitiva de la iglesia de San Salvador y regresando a ella.
2. Cumplido el siglo XV la procesión se desplazaba desde San Salvador a Santa María de la Esperanza cruzando solemnemente la Puerta de la Villa.
3. Fueron los bríos artísticos del Renacimiento los que durante el siglo XVI potenciaron la popularidad de la procesión de Santa Eufemia en su recorrido desde su modesta capilla de la Plazuela de Santiago hasta Santa María de la Esperanza.
4. Con el advenimiento del Barroco en lo siglos XVII y XVIII, la procesión alcanzó gran pompa. Abrían entonces el cortejo los heraldos con clarines y trompetas. Y el retumbar de los atabales anunciaba la presencia del Pendón de la Ciudad escoltado por maceros municipales ataviados con vistosas dalmáticas. Los señores Beneficiados, por Decreto Pontificio, llevaban en la procesión sus trajes de Canónigos con alzacuellos morados. Un grupo numeroso del clero regular y conventual y, lo que era más importante, los dos Cabildos Civil y Eclesiástico, con cuyo apoyo y favor se celebraba esta expresión de religiosidad popular. Al final, entre el exquisito olor de las flores y el resonar de los aplausos, la imagen de Santa Eufemia Patrona de la Ciudad. Y al compás de la procesión el vistoso espectáculo de los gules de las candelas.
5. En los tiempos contemporáneos la procesión partía de la Colegial hasta el Convento de las Religiosas Mínimas de San Francisco de Paula y se celebra una Misa solemne con la casulla formada del estandarte que se ganó a los moros. En la festividad del Corpus Christi la imagen de Santa Eufemia ocupó un lugar preferente junto al Santísimo en la Plaza de San Sebastián.
¡Benditas sean todas aquellas gestiones que en nuestro tiempo han luchado por resucitar y mantener estas tradiciones que son la esencia misma de Antequera!
Para mí, también forma parte del patrimonio de Santa Eufemia esa banda de color carmesí que cruza el pecho de los miembros de la Hermandad que la acompañan en la procesión y que constituye una auténtica firma de amor. Esta banda me parece que encierra la más devota de las oraciones: «Santa mía, el día en que yo me muera ¿quién cuidará de ti?»
También tiene el patrimonio de Santa Eufemia su rostro popular y festivo en la organización de corridas de toros, juegos, cañas y otras diversiones en la Plaza de la Feria de Arriba y en el Coso de San Francisco de Abajo.
Bástanos añadir como un elemento relevante del patrimonio de Santa Eufemia el hecho de que muchos historiadores, con un tacto exquisito y con una habilísima discreción, junto a la narración de los hechos rigurosos y objetivos nos han transmitido también leyendas y tradiciones. Sirve de ejemplo cómo la Santa ruega al Señor que la Madina sea conquistada y pase a poder de los cristianos y como dice el Infante:
«Harás que por Patrona de sus muros
Me jure esa Ciudad cuando la ganes».
¡Viva Santa Eufemia!
Decir ¡Viva Santa Eufemia! no es lo mismo que decir ¡Santa Eufemia viva! Decir ¡Viva Santa Eufemia! es una aclamación de nuestro espíritu, un conjunto de vítores y aplausos nacidos del corazón. Es como un enjambre de piropos que brotan del alma cuando la imagen de la Santa procesiona la tarde-noche de septiembre por las plazas y calles de Antequera y nos sentimos cerca de los gules de las candelas.