Y llegamos a 1999, hace 25 años es la Navidad más parecida a la que vivimos hoy día, donde la Asociación del Comercio cobraba más importancia colocando e inaugurando el alumbrado de Navidad –por primera vez y que animando a abrir los comercios los sábados por la tarde– y los cotillones de Nochevieja se iban sucediendo en varios puntos, Caracho, Las Villas, Dehesa y Santa Eufemia en los antiguos Salones de Pura P. Valle.
Aquella Navidad, nuestra ciudad ya comenzó a acoger misas del gallo que no eran a las 12 de la noche, sino por la tarde a partir de las 20 horas, para facilitar la asistencia a las personas mayores.
Los conciertos de las corales de nuestra ciudad inundaban la agenda, y no es para menos, fueron cuatro conjuntos los que amenizaron las fiestas. La Coral Ciudad de Antequera La Salle que fijo en el calendario celebraba su concierto de Navidad el 25 de diciembre. De forma conjunta actuaron Coral María Inmaculada y Coral San Sebastián, dirigidas por sor Antonia López y Esther Sanzo, para el 26 de diciembre acompañados por la orquesta Pablo Picasso. Y “Capella Nova”, nuevo conjunto coral que se estrenó el 18 de diciembre formada por diecisiete amantes de la música en la iglesia de San Francisco.
Y así entre fiestas y celebraciones, llegaron los Reyes que el 5 de enero de 2000, por vez primera, comenzaron su visita por Antequera por la mañana. Lo hicieron tras desayunar en Restaurante Lozano, visitando el Ayuntamiento saludando a todos en calle Infante desde el balcón principal. Tras almorzar con las autoridades, visitaron el Hospital de Antequera, Hermanitas de los Pobres, Adipa, Residencia de la Vega y Centro de Día de calle Calzada, para comenzar desde Capuchinos con la Cabalgata.
A su término, entregaron regalos de Unicaja en el Ayuntamiento a quienes habían tenido la fortuna de recoger una de las papeletas que arrojaban desde las carrozas. Ayudaron a sus majestades, José Cobos, David Domínguez y Ángel Guerrero.
Como ya han podido ver, una misma ciudad que se ha ido adaptando a los tiempos. Eso sí, lo que nunca, nunca cambia, es el motivo de la celebración de la Navidad: ¡el Nacimiento del Niño Dios!
