Ahí tienen ustedes una vieja vista de la Plaza de San Luis. En el centro, más o menos donde hoy está «la estrella», la preciosa farola que, en su siguiente transformación, sería llevada a los almacenes municipales hasta que, tras unas obras en la plaza central de Villanueva de la Concepción, se decidió llevarla allí, hermoseando tal céntrica plaza.
Antes de colocar esta farola, se encontraba allí «la Negrita» ese bonito bronce situado antes de llegar al parque Infantil tras el actual emplazamiento del Capitán Moreno. De hecho, muchos antequeranos, al referirse a San Luis, le siguen llamando «La Negrita» pues así era conocida la Plaza cuando la hermosa estatua de mujer la presidía.
En los años 80, San Luis fue modificada, colocando el triángulo central, con la columna rematada por una estrella de ocho puntas y delante de ella una fuentecilla. Fue un arreglo de urgencia para aprovechar la visita a la ciudad de una hija de Blas Infante, que descubrió, en calle Toronjo, solar del antiguo Teatro escenario de un acto andalucista, «inaugurando» esta plaza. El aspecto podía ser mejor, pero no quedaba mal… hasta que se colocó uno de los espantosos brazos con semáforos. Por muy buenos deseos con que se hiciera es claro que, para muchos, no es la «entrada» que se merecía esa preciosa calle Infante, con sus edificios singulares.
Ahora el Ayuntamiento ha pensado restaurar la plaza, llevando a ella una preciosa estatua que aparece casi oculta al fondo el paseo, la del Capitán Moreno. Como toda obra que se anuncia saltaron críticas –como las hubo en el último arreglo del Coso Viejo, por citar un caso– alguna con demagogias al temer su coste, cuando al encargarse del traslado los servicios municipales, que, entre otras cosas, para eso están, supondrá coste cero. Algún día contaremos cómo uno de nuestros últimos alcaldes «lo veía bien», por el embellecimiento que supondría y la puesta en valor del soberbio grupo escultórico, pero las circunstancias del momento –entrada en la CEE– le hicieron «frenar» de momento el tema.
Nosotros apostamos por ese cambio y esperamos a ver sus resultados que, lo adelantamos, serán espectaculares. Tiempo al tiempo.