Hoy en día, por desgracia, ser un referente del ocio en nuestra ciudad es muy complicado. Pero hay personas que lo fueron, como es el caso de Sebastián Podadera Báez quien con su ‘Manolo Bar’ revolucionó a la ciudad con un sello inconfundible que en la actualidad aún se recuerda con nostalgia y se echa de menos.
Este humilde reportaje solo trata de avivar aunque sea por unos momentos aquellos años dorados en los que Antequera tenía un lugar donde divertirse y vivir experiencias distintas. También es un homenaje a todos los hermanos Podadera Báez quienes hicieron posible gracias a su padre Manuel Podadera Vegas hicieron realidad el sueño del Manolo Bar. Todos conocemos el ‘Manolo Bar’, pero pocos conocen cómo fueron sus orígenes: “Mi padre abre el bar el 27 de mayo de 1950 en vísperas de la salida de la procesión del Señor de la Salud y de las Aguas… Él no podía sacar solo adelante el bar y entonces un señor en Antequera fue el que le echó una mano, él era camarero y estaba trabajando para alguien. Y en el aquel momento decidió crear un negocio para su familia. Este señor que le ayudó lo hizo bien porque mi padre le correspondió y aparte consiguió aumentar el negocio e ir evolucionando poco a poco”, explica Sebastián.
La imagen de ‘Casa Manolo’, que así se llamaba en un principio, era totalmente distinta: “Era una bodega que tenía unos 40 metros cuadrados. Luego en 1956 fue cuando mi padre alquiló una parte interior de otra casa colindante y se consolidó lo que fue el local hasta su cierre”, recuerda Podadera.
Todos los inicios son difíciles, y para el pequeño Sebastián no iban a ser menos: “Comencé en 1962 con 13 años. El pequeño Sebastián tenía que estar firme porque mi padre era un jefe duro y había que estar con los brazos atrás como si fueras un profesional desde los 13 años. Pero eso nos sirvió para aprender muchas cosas de él porque era todo un profesional. El bar era totalmente distinto porque él tenía su clientela que eran personas mayores y en esa época apenas entraban mujeres a bares”, explica.
Con el paso de los años y tras la jubilación de su padre Sebastián no iba a estar solo en el ‘barco’: “Con el tiempo se fueron sumando mis hermanos al negocio. Se unió mi hermano Antonio en 1976, cuando mi padre se retiró. Al poco tiempo de estar los dos trabajando, que fue cuando pensamos en hacer la reforma que se llevó a cabo en 1978, se sumó mi hermano Manolo. Después también entraron a trabajar mis hermanos Curro y Juan. Cuando hicimos la reforma llegó un momento en que estábamos trabajando unas 9 o 10 personas”.
El cambio al nuevo ‘Manolo Bar’
Había que darle forma al nuevo proyecto y los hermanos Podadera se pusieron manos a la obra: “Encontramos una empresa que se llamaba ‘Tendex’ que era de Málaga. Ellos se encargaron de todo… Este empresa tenía un decorador que se llamaba Juan Manuel Cantos quien nos presentó varios proyectos y escogimos el que todos conocen porque de hecho nos lo aconsejó porque el local se adaptaba más a ese proyecto que los otros más modernos”.
El rotundo éxito de Manolo Bar
Desde el primer día tras la reforma el ‘Manolo Bar’ se hizo notar: “Tras las obras, no nos lo creíamos, era flipante. Había cola para entrar al bar en esa época y nos tiramos así unos pocos de años. Eso fue lo que nos hizo de iniciar otros proyectos de otros negocios después”.
Sobre el secreto de su éxito: “Nos cogió en un momento en el que éramos jóvenes y hemos seguido jóvenes todos esos años. Nos hemos acoplado a la gente, aunque el bar también se ha ido regenerando de gente, se retiraban unos y entraban otros jóvenes… varios tipos de generaciones. Al final hemos tenido gente que ya no era tan joven que le seguía gustando el ambiente del Manolo”. Un rincón único que quedará en el recuerdo de todos aquellos que lo vivieron.