lunes 16 septiembre 2024
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Una yincana en el centro del Paseo en la Feria del año 1924, hace 100 años

Repasamos las páginas amarillas de nuestros ejemplares, esos que se mantienen vivos en el tiempo sin necesidad de cobertura de internet para poder leerlos, para hacer un pequeño viaje en el tiempo a la Real Feria de Agosto de Antequera del año 1924, la de hace 100 años.

Aquella Feria, tuvo fiestas en nuestra ciudad durante cinco días, los mismos que ahora celebramos cada año. En 1924 se celebró del miércoles 20 al domingo 24 de agosto, donde destacamos un programa de feria que la Junta de Festejos elaboró tarde, y con ello, no llegaron tantos visitantes como se esperaban, así lo recoge en la crónica posterior en nuestro periódico, José Muñoz Burgos.

Año 1924. Antequera se apresta a vivir un año más su Feria de Agosto donde, como señala nuestro periódico, en la edición del 10 de agosto de dicho año: “Algunos entorpecimientos presentados han impedido que el programa de la próxima feria esté ya confeccionado, como sería deseo de la Junta de festejos”.

No por ello restó belleza a las actividades que se realizaron, las típicas de esta época y que tuvieron como era habitual, el epicentro en el Paseo Alfonso XIII y la Plaza de Toros. La Banda Municipal, las dianas, la función de cucañas, globos, fantoches y fuegos japoneses, se desarrolló en el Paseo; destacando la verbena popular del día 23 por la noche con premios por valor de 500 pesetas para la pareja que mejor bailó, la más incansable, la muchacha más bonita y la más típicamente ataviada.

A todo esto había que añadir una corrida de toros, una novillada nocturna, el mercado de ganado y la novedad del año, una yincana automovilística. Ésta fue uno de los puntos fuertes de esta Feria donde los participantes –que fueron 13– aportaron cada uno 15 pesetas, así como el público asistente, 10. Organizó esta actividad el teniente de alcalde José Rojas Pérez.

Una prueba que consistió en “pasar en líneas de zig-zag por entre macetas y muñecos; continuar en marcha atrás pasando media docena de badenes, sin tirar las bolitas de la bandeja que previamente recogía de una mesa la señorita acompañante del conductor; pasar un trampolín manteniéndose un momento en su centro sin tocar el suelo los extremos del tablero; pasar con marcha atrás un pequeño estanque, por encima de dos tableros (prueba que sólo tres concursantes realizaron felizmente); y por último, echar a volar una paloma y coger una cinta de la piñata”. El ganador fue Juan Blázquez Pareja que eligió él mismo su premio entre los que se habían establecido.

Con todos estos alicientes, la Feria no contó con la presencia de visitantes como se esperaba: “Ahora se ha echado de ver el poco efecto de una propaganda tardía, aunque se realice profusamente por los pueblos cercanos. La falta de forasteros, en comparación con otros años, ha sido grande. El primer día de feria estábamos los de casa, y gracias. El segundo día, la corrida atrajo enorme afluencia de vecinos de pueblos próximos y caseríos, y así hubo el lleno tan estupendo en la plaza. El Tercero, regresaron a sus pueblos aquellos, y sólo quedó el personal de los partidos rurales”.

En cuanto al mercado de ganado, hubo menos tráfico, pero las transacciones “suben de trescientas cincuenta, en todas las clases del ganado, habiéndose cotizado a precios altos, especialmente el de cerda”, hubo mular y asnal, también.

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