El 16 de octubre se cumplían 25 años de la inauguración del Museo Conventual de Las Descalzas de Antequera. Ahora, en Navidad, es una fecha ideal para su visita, ya que en su interior ofrece la sala del Belén Monumental del Museo de las Descalzas de Antequera. Quedamos con Jesús Romero Benítez, defensor del patrimonio local y uno de los artífices que se pudiera realizar este museo.
En el interior de la iglesia le preguntamos cómo surgió esta realidad: “El deseo de las monjas realmente lo tenían desde hacía algunas décadas antes de que se hiciera. De hecho, el obispo de Málaga, Ramón Buxarráis, le había dado la autorización, pero tenían el problema de cómo entrar al museo sin interrumpir la vida monástica”. Así, se tardó unos años hasta que “la Madre María Victoria de San José, tuvo la idea de convertirla una alacena en la puerta de entrada desde la sacristía”.
La obra “se pudo financiar a través de la Consejería de Cultura, que entonces era Carmen Calvo consejera, que desde el primer momento apoyó el proyecto, incluso visitó la obra varias veces. También de Braulio Medel, de Unicaja, y del Ayuntamiento”. Se hizo la selección de las piezas que “estaban repartidas por el convento para instalarlas en las diferentes salas”.
Dedicamos este primer reportaje a la Sala del Belén. Ya dentro del Museo, tras recorrer las salas de bienvenida y la de los Nícola Fumo, llegaremos a esta sala que recrea la salida y puesta de sol en el Belén que evoca el recorrido del Misterio en la ciudad de Antequera. Jesús nos comparte que en “ un viaje a Nápoles, en el Convento de Santa Clara, había un diorama con un Belén napolitano tremendo. Y tuve la idea de que aquí se podía hacer algo parecido con una colección de figuras antiguas, de los siglos XVIII y XIX, de terracotas policromadas”.
Todo alrededor del gran Misterio de Manuel Chili Caspicara (1723-1796) “un escultor de Quito, de Ecuador, donde este modelo de Belén lo reprodujo en distintas ocasiones”. Caspicara “significa cara picada, o sea, habría tenido viruela de niño o algo parecido”. Hay uno parecido en la Casa América de Madrid. “Tiene la originalidad de que tanto San José como la Virgen tienen corona de plata con imperiales”. Resulta que “la corona con imperiales representa la realeza y se dice que San José era, de la estirpe de David”.
En el resto del conjunto, hay figuras de barro cocido y policromadas del XVIII, algunas con sombreros que “nos hacen pensar en posiblemente procedencia portuguesa”. Con respecto a la escenografía, “los Belenes napolitanos suelen colocar el misterio en una ruina romana. Nosotros quisimos hacer una reproducción del palco de la Plaza de Toros, pero dándole como si hubiese estado blanqueado y se veían los ladrillos en los desconchones”.
Después “se hizo el Papabellotas en la parte alta de la ciudad, con la zona de las Almenillas. Allí, el Arco de los Gigantes, la Casa del Corregidor”. Y la hoy fuente de la Plaza de San Sebastián en su primer emplazamiento que se conocía como “la fuente redonda”. También se localizan las Casas de Cabildos, la torre de la Cisterna, la torre del Homenaje y el Muro de las Almenillas que sostiene la llamada plaza Alta.
Mientras que el Palacio de Herodes, es simulado en una pequeña estructura arquitectónica columnada del siglo XVIII de madera dorada y policromada, se situó en la falda de lo que pudiera ser el más alejado cerro de San Cristóbal.
Un Belén desconocido
En Navidad es una época ideal para conocer esta maravilla, desconocida por muchos antequeranos y visitantes. Tras el Museo de la Ciudad, es el enclave más rico patrimonialmente. Un lugar ideal para ir, aprovechando esta época y pudiendo además degustar sus postres artesanales.
Aunque se celebran 25 años del museo, esta sala no se abrió hasta final del 2005. Junto a ellas, se reordenaron otras “importantes piezas artísticas escultóricas y pictóricas relacionadas con el ciclo de la Natividad de Jesús. Destacan entre ellas el magnífico grupo escultórico de la Virgen de Belén, del sevillano Pedro Duque Cornejo, en el que se representa de tamaño natural y medio cuerpo la elegante figura de María envolviendo con una sabanita el cuerpo desnudo del Niño Jesús”. Es la fotografía que abre este número especial de Navidad.
También se expone “en esta sala una pieza que es emblema icónico de este Museo Conventual, como es el Niño Jesús Pastorcito del maestro murciano Francisco Salzillo, que nos sorprende con su rostro encantador, de grandes ojos enmarcados en sus finos párpados, nariz menuda, así como con el tratamiento de las masas del cabello rubio, fundido en la frente con sinuoso peleteado a la manera de los barristas napolitanos”, sigue destacando Jesús Romero.
Y, como aportación del siglo XX, “una amplia colección de cabecitas de barro policromado, realizadas por José Romero en 1980, que en su día fueron concebidas para un belén de inspiración napolitana y que muestran en sus formas y expresiones la influencia de los imagineros neobarrocos sevillanos de la segunda mitad del siglo XX, como es el caso del artista Francisco Buiza, discípulo de Sebastián Santos”.
En el apartado pictórico, Jesús Romero expone que destaca “el lienzo El Hogar de Nazaret, obra de escuela andaluza del siglo XVII que respira ciertos aires venecianos. Otros lienzos de interés del siglo XVIII son dos pinturas de formato apaisado y tamaño menor que representan a la Sagrada Familia en una visión amable de su vivir cotidiano: San Juanito jugando a asustar al Niño Jesús y La Virgen lavandera ayudada por los ángeles a tender la ropa, obras de un anónimo pintor antequerano que echó mano de conocidas composiciones”.
Hasta aquí el Belén de las Descalzas, un lugar al que tienes que visitar para conocer y seguro que desde entonces, no pararás de ir a volver a verlo, junto a las personas que tienes cerca y como recorrido histórico en nuestra ciudad patrimonial, en uno de los lugares más bellos por conocer a fondo.