¡Bienvenido a Antequera, el primer lugar Patrimonio Mundial de la Costa del Sol, situada en el corazón de Andalucía! La UNESCO así lo decidió el 15 de julio de 2016 en su reunión en Estambul, donde se reconoció el valor excepcional del Sitio de Los Dólmenes de Antequera, enclave formado por los tres monumentos megalíticos (Menga, Viera y El Romeral), El Torcal de Antequera y la Peña de los Enamorados. Todo dentro de una ciudad milenaria, donde antes de que el hombre llegara y creara los primeros monumentos hace 6.000 años, ya existía la ciudad rocosa emergida de los océanos, en un paraje natural único como es El Torcal de Antequera.
Y entre los tres ejes: la Ciudad, que mantiene el aire antiguo de sus iglesias, palacios y restos arqueológicos con el futuro del siglo XXI de una ciudad que está en plena transformación y que cada día atrae a más visitantes: 595.976 en el año 2018.
Los Dólmenes de Antequera constituyen uno de los sitios prehistóricos más valiosos, a la altura de otros grandes yacimientos españoles de fama internacional tales como Atapuerca o Altamira. Nuestras construcciones representan el máximo exponente del legado patrimonial y cultural más característico de las primeras sociedades neolíticas europeas: el megalitismo; junto con otros templos, tumbas y espacios ceremoniales como Orkney y Stonehenge (Reino Unido), Newgrange (Irlanda), Carnac (Francia) o los templos de Malta.
En su visita a la ciudad, tras pedir información en la Oficina de Turismo (en calle Encarnación, donde también está nuestra centenaria Redacción), busque más al lado la Plaza de San Sebastián, donde se encuentra el hito que representa el punto kilométrico “cero” de las carreteras andaluzas. Esta plaza es en Andalucía, lo que la Puerta del Sol de Madrid es a España.
La localización geográfica de Antequera es nuestro mayor bien, siendo base de las civilizaciones desde la época prehistórica cuando el hombre primitivo, tras entrar por la costa malagueña se encontraba montañas y más montañas hasta que, llegando a la hoy conocida como Cuesta del Romeral, fijaba, en la vasta llanura antequerana, abundantísima de agua, caza y arboledas, su residencia estable, dando origen luego a los monumentos megalíticos.
Uno y otros se fijaron por su emplazamiento uniendo los caminos que conducen de Madrid y Córdoba a Málaga, de Sevilla a Granada. Hasta tal punto que ya en la época del Imperio Romano, el “milliarium aureum” (jalón de oro, kilómetro cero) de la Bética, se encontraba en Antequera, donde pasaba la Vía Domiciana Augusta, por la que “Anticaria” (nombre de Antequera en la época romana) era el paso obligado para todas las provincias de Hispania.Desde aquellos lejanísimos tiempos, descubrir Antequera sorprendió a los viajeros románticos de los siglos XVIII y XIX –Doré, Hoeffnagel, Benjamín Palencia…–, como sigue sorprendiendo a los que llegan atraídos por las descripciones que hicieron y hacen Luca de Tena, Luis María Ansón, Luis del Olmo, Carlos Herrera, Pepe Oneto, Fernando Ónega, Ana Rosa Quintana, Rosa Villacastín, Antonio Burgos, Julia Otero, Pedro J. Ramírez, Melchor Miralles, Miguel Toral, Encarna Samitier, Jaime Peñafiel, Fernando Jáuregui y otras grandes figuras de la Comunicación, muchas de las cuales pasaron en 2018 por Antequera por el Centenario de su Periódico.
A la incuestionable centralidad se han sumado las estaciones de Alta Velocidad Antequera-Santa Ana y la futura Estación de Antequera que se prevé pueda estar operativa a lo largo del 2020 tras poner en marcha la línea Granada-Madrid. Lo que nos lleva estar a dos horas y media de Madrid, a media hora de la Costa del Sol, a una hora de Sevilla o de Córdoba y Granada. Como centro neurálgico de las comunicaciones es ideal para el viajero y para las industrias que buscan un centro de fabricación y su distribución de sus productos y mercancías, como entendieron Dcoop, Mercadona y otras grandes empresas ahora además con el gran proyecto del Puerto Seco, el Megahub de Andalucía, que nos hará la puerta del sur de Europa en lo que se refiere a mercancías.
A ella, a Antequera, dedicamos estas páginas, con el deseo de que le animen a usted, amable lector, considerado visitante, a conocerla y comprobar la veracidad de cuanto decimos.
