El pasado miércoles en una reunión anual de la UNESCO celebrada en Bonn, se acordaba celebrar la próxima de esas reuniones, la de 2016 en Estambul, donde se da por hecho que “El Sitio de los Dólmenes de Antequera”, que como se recordará aglutina a los impresionantes Dólmenes de Menga, Viera y El Romeral; El Torcal de Antequera y La Peña de Los Enamorados, será proclamado Patrimonio de la Humanidad.
Nos facilita la noticia un feliz Bartolomé Ruiz que nos confiesa “tener hechas las maletas” para asistir a este momento singular para Antequera y su Patrimonio, donde el máximo Organismo Mundial de la Cultura, respaldará tan emblemáticos parajes. Ello propiciará que la sorpresa que causan en las grandes autoridades en la materia que los visitan por primera vez, procedentes de todo el mundo, las que dedican mucho tiempo a investigarlos, estudiarlos, descubrirlos, se generalice a todo el mundo, multiplicando su prestigio, su fama, y cubriendo así una página de la Historia de la Vieja Europa, con estos primeros arquitectos, inverosímiles constructores de algo que muchos ni se explican cinco milenios después.
Feliz coincidencia, –¿o algo más?– sin duda, el hecho de que se haya elegido Estambul, bajo cuyo suelo se encuentra la antigua Calcedonia, donde nació y se hizo santa, nuestra Patrona Eufemia. ¿Un nuevo vínculo de la Niña Mártir con su tierra de adopción? Llámelo cada cual como prefiera, pero ése es el hecho.
Fundada en 685 a. C., sería escenario del Concilio de Calcedonia, en el año 451, en el que Santa Eufemia tuvo destacado papel, y donde sus definiciones dogmáticas fueron desde entonces reconocidas como infalibles por la Iglesia católica y por la Iglesia ortodoxa, describiendo la plena humanidad y la plena divinidad de Cristo, segunda persona de la Santísima Trinidad.
Tras varios asedios y dominaciones, en la actualidad es un barrio residencial de Estambul.