Establecida su situación, no es obstáculo para que al tener tanta importancia esta Anticaria, y tener como vecinos a grandes figuras del Ejército y otros sectores de la vida romana, se encontrara rodeada de “villae” –lo que hoy serían cortijos– en que vivían grandes familias, que, aparte de surtir cereales y vino y, sobre todo, el rico aceite antequerano a Roma –la ciudad de las siete colinas, en realidad tiene una más formada con los cascotes de las vasijas de barro que transportaban el aceite hacia Roma-– se hacían rodear de grandes jardines, de preciosas estatuas, como El Efebo de Antequera, el Nero Germánico, o la bellísima Venus de Antequera… éstas en la Villa de la Estación reseñada al principio, tras el de Mérida uno de los núcleos romanos de Hispania que mejor conserva sus mosaicos.
Una referencia, siquiera, a la cercana Singilia Barba, población de las más importantes de la Bética, que llegó a disfrutar de fueros y privilegios especiales, con importantísimos templos, foros, plazas, anfiteatro y una enorme laguna en la que se hacían “batallas navales” y vestigios de una de las vías romanas principales que cruzaban la Bética.Pero la importancia de la Antequera romana era extraordinaria, según avala con sus estudios y trabajos un eminente romanista, el Catedrático de Arqueología Clásica de la Universidad de Málaga, Pedro Rodríguez Oliva, que nos decía:
“Si uno mira el Imperio Romano, es difícil que en un entorno geográfico como el de la Comarca de Antequera haya tantas ciudades. ¿Cuáles son las razones para esto? No son sencillas de explicar, pero quizá porque esta comarca forme una auténtica unidad y tenga unas características comunes: la geografía”.
Es claro, por lo tanto, que por Antequera tenían que pasar los caminos que conducían de un lugar a otro hasta llegar a las capitales en las que estaba dividida la Bética. «Si uno nombra ciudades como Gades, Astigi, Hispalis o Corduba, que en la actualidad son Cádiz, Écija, Sevilla y Córdoba, es decir ‘ciudades vivas’ pues, evidentemente, su centro geográfico era Antequera”. Antequera ya era, desde tan antiguo, un privilegiado lugar de paso, tal y como ocurre hoy en día, en el que las comunicaciones terrenales pasan por la ciudad.