lunes 25 noviembre 2024
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Domingo 26 de abril, IV de Pascua, Ciclo B, “Yo soy el Buen Pastor”

Mensaje de las lecturas
· Primera lectura, Hechos de los Apóstoles 4,8-12.
· Salmo responsorial: Salmos,  117. La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular.
· Segunda lectura, Juan 3, 1-2.
· Evangelio: Juan 10, 11-18.

Continuamos recorriendo juntos este tiempo luminoso de la Pascua. Y al llegar a este domingo, al ecuador, el Señor resucitado se nos presenta con una de las figuras más tiernas y hermosas de todo el Evangelio. 
 
Me refiero a cuando nos dice: Yo soy el Buen Pastor, que da su vida por las ovejas. Cuando muchas cosas y actitudes nos hablan de egoísmo, de pensar solo en nosotros, Jesucristo rompe, con su vida y su entrega, estas actitudes centradas en mi “propio ombligo”, en preocuparme solo de mí y se abre a todos los hombres, sus hermanos. 
 
Pero no de cualquier manera. Lo hace implicándose en nuestras vidas, haciéndose cercano a todos. Especialmente cuando hablamos de dolor y de sufrimiento. Jesús es el rostro cercano del amor de Dios para nuestras vidas. Y lo es cuando como el pastor sale a buscar la oveja que falta para que vuelva a casa, al rebaño.
 
Esta figura del Buen Pastor tiene una profunda raigambre para el pueblo de Israel. Ellos, que son sobre todo, un pueblo de pastores, cuando piensan en su Dios lo identifican con esta figura que se “desvive” por su rebaño, para que a esas ovejas nos les falte nada de lo necesario.
 
El pastor guía al rebaño, camina delante suya señalándole el camino. El Señor lo hizo con nosotros, indicándonos el camino de la vida. Pero además quiere que todos podamos seguir sus pasos. Por eso, desde el principio de esta aventura que es la Iglesia, encargó esta tarea, primero a sus discípulos y luego con aquellos que ellos iban señalando en las distintas comunidades. Y casi XX siglos después, mirad aún por dónde continúa esta historia de amor de Dios por los hombres y por su Iglesia.
 
Esta responsabilidad que cae sobre la vida de los ministros, hacía que el Papa Francisco, durante la celebración el Jueves Santo de la Misa Crismal (la misa donde se bendicen los santos óleos, y dónde los sacerdotes renovamos nuestras promesas), nos decía que quería estar cerca de los curas que hoy están agobiados por el trabajo, ocupados en muchas tareas. El propio Francisco reconocía que “sufría” en sus carnes esto, después de maratonianas jornadas de trabajo. 
 
Pero, ¿lo decía para que dejemos de hacerlo? Ni muchos menos. Jesús, nos dice el evangelio, que estando cansado, se conmovía ante la gente que tenía hambre de pan, pero sobre todo, hambre de Dios. Por eso, si no nos pertenece nuestra vida, se tiene que notar en nuestra actitud a los curas.
En esta línea va una de las frases de Papa Francisco que ha alcanzado más éxito, aquella en la que nos pide a los ministros consagrados a ser “pastores con olor a oveja”.
 
Quien está al servicio de su “gente”, de los hermanos termina por tomar ese olor, por cansarse en su entrega. Sin embargo, quien vive con comodidad, como un solterón, siempre tiene tiempo para sus caprichos o sus aficiones, nunca adquirirá ese olor, que nace de su pueblo.
 
En muchos lugares aún se mantiene la costumbre de llamarnos “padres” a los curas. Y aquí nos jugamos el serlo de verdad. Sólo viviendo en la clave de la entrega desinteresada y hasta el fondo tiene sentido este ministerio. 
 
Y consecuencias muy importantes: sólo será el ejemplo que haga atractivo a los jóvenes el preguntarse sobre qué pueden hacer con su vida, cómo consagrarse al Señor. Es otro de los centros de este domingo del Buen Pastor. Hoy celebra la Iglesia la jornada de oración por las vocaciones. 
Pidamos al Señor que siga tocando el corazón de muchos jóvenes.
 
Su misión y su tarea siguen estando ahí, y se necesitan jóvenes que quieran consagrar su vida a esa tarea de que el amor de Dios llegue a todos. Ojalá seamos capaces de crear espacios en nuestras parroquias para ello, para convertirlas en “cantera” de vocaciones… Buen y santo domingo para todos.
 
padre Juan Manuel Ortiz Palomo 
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