Este martes 4 de octubre, dejaba de existir en Sevilla, donde residía desde hace años, nuestro querido amigo –era amigo de todos los que tuvieron la suerte de tratarlo–, Enrique Romero Quintana.
Perteneciente a una familia muy estimada en la ciudad, hijo de aquel gran industrial, presidente del Antequerano y, entre otras cosas, responsable de la Piscina Albarizas, tantos años el centro de ocio por excelencia de los veranos antequeranos, que fue Enrique Romero Acedo. Al fallecimiento de éste se hicieron cargo de la Piscina su esposa Concha y su hijo Enrique, que le dio un gran impulso, trayendo, antes que nadie, grandes atracciones musicales, auténticos números uno de la canción, que nos hicieron disfrutar como no se había hecho hasta entonces a los amantes de la música joven de Antequera y la comarca.
Cuando se cerró la Piscina, se fue a Sevilla, como distribuidor de productos fotográficos y hace unos años le llegaba la jubilación que disfrutaba junto a Cristina, una esposa excepcional, una guapa mujer que fue su mejor colaboradora, y junto a sus hijos, nietos y hermanas.
Ahora una cruel enfermedad hizo crisis el martes y nos dejó sin el amigo entrañable, sin el ejemplo de hombre positivo siempre de buen humor. Al Señor le pedimos conceda resignación a su esposa Cristina, a sus hijos, a sus hermanas Mary, Mercedes y Margarita y familiares y amigos que sentimos esta cruel noticia, rogando una oración por su eterno descanso.
Más información, edición impresa sábado 8 de octubre de 2016 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).
