Me quedé mirando a la caja tonta con rabia y vergüenza hacia la industria cinematográfica de mi país, ante la falta de respeto y consideración por un profesional que ha hecho historia en la cinematografía española. Reyes Abades, Medalla de oro de las artes, récord en premios Goya, distinciones, respetado por el gremioy tras su partida al reino de los sueños, del que tantas veces nos había hablado, recibió una suave ovación en el acto de la entrega de Goyas.
Ni unas palabras de la directiva de la Academia, ni un simple vídeo de reconocimiento. Entra ganas de decir cuatro cosas a esta industria, pero sería en vano, ya lo hace el espectador. Reyes era de esas personas que desde la humildad y el amor hacia una profesión, creaba, enseñaba y alentaba. Podía estar metido en mil y una peripecias filmando en otro país, que tomando un avión de última hora, se presentaba a dar una charla a profesionales, creando escuela, tal y como lo hizo en Antequera.
Siempre tenía una anécdota para ilustrar una situación. Su vida fue todo un efecto especial, en nuestra cinematografía. Su secreto, el amor a su profesión. No le hagas caso a esa falta de la Academia, de la que tú formabas parte. El aplauso, el reconocimiento, lo tendrás en el corazón de los que te conocimos o puedan disfrutar de tus películas, siempre eternas en nuestro recuerdo.
Reyes, nos distes grandes lecciones e incluso lo sigues haciendo a través de momentos como el vivido en los últimos Goyas. Eso tan sólo les ocurre a los genios como tú.