La iglesia de Santa María de Jesús acogió este domingo 17 de marzo a las 12,30 horas la Presentación del Paño de la Verónica, a cargo de Lorenzo Corado Pérez, hermanaco que compartió su pasión por su Nazareno cuyo rostró imaginó y recreó hasta mostrar a todos el que portará este año la Cofradía, una magnífica obra del artista Javier Aguilar Cejas.
El directivo Daniel Herrera Checa condujo el acto que comenzó con un concierto de la Banda de Cornetas y Tambores ‘Dolores Coronada’ de Álora, que este año acompañára al Señor de «Arriba», que le regaló y estrenó la marcha «‘Y de regreso… Jesús’, de Salvador Quero Morales.
Tras el agradecimiento a la banda, su directiva y compositor de la misma, Herrera presentó a Corado Pérez, quien cogió su sitio en el atril para dar las gracias, recordando cuando el hermano mayor Antonio Cabello se lo propuso: «Tras quedarme completamente en blanco, ni saber qué contestarle me dijo: ‘Confío en ti y sé que serás capaz de hacerlo, porque cuando las palabras salen del corazón se escriben solas y efectivamente, así es».
Y compartió lo que su madre le dijo de pequeño. «Solo basta con sentarte frente al Nazareno, abrir tu corazón y comenzar a escribir, siendo lo primero que me vino a la mente, un recuerdo de hace muchos años, en el que mi madre me traía a la presentación de este paño y en una de ellas me dijo: “¿Quién sabe si un día tú estarás ahí?”. Jamás se me olvidó ese momento y mirad… así lo ha querido el Señor, Él lo ha elegido y aquí estamos, mamá».
Antes de desvelar la obra, habló del autor, Javier Aguilar Cejas, nacido en Puente Genil, «técnico superior en orfebrería y platería artística, miembro de la capellanía de los artistas de Siena (Italia)» y la expectación concluyó en una fuerte ovación.
Lo describió explicando: «Ahí le tenéis, al Eeñor de humilde mirada, con un rostro divino, natural y lo más importante: real. Un paño que simboliza el sufrimiento y a la vez la redención cuando lo observamos, un gitano moreno antequerano, rey de reyes. Un paño realizado al óleo, en el que has tenido el inmenso honor de ser las manos que han reflejado su rostro, que con esas divinas manos has reflejado un sentimiento que parece tan real, que solo puedo decirte gracias, gracias por el sentimiento amor y pasión que le pones a tus obra y a todo lo que haces».
Para terminar, se refiiró a su sentimiento como hermanaco del Nazareno: «Qué orgullo de 72 hermanos de ser tus pies, de aliviar tu carga, de limpiar tu rostro, de ser portadores de fe, de rezar con una marcha eterna que se hace oración, donde se detiene el tiempo como el beso primero de la más bella historia de amor, para poder mecerte mi Nazareno. ¡Ay, Nazareno de mi alma, tú que tantas promesas cumples, tú que recorres esta bendita cuidad cada Viernes Santo, danos el amor, la fe y la esperanza, que tú nos enseñaste, nos diste y nos guiaste!».
Fue muy aplaudido, tras compartir con los presentes, cómo se vive bajo la túnica de hermanaco, la pasión por el Nazareno en uno de los grupos de hermanacos más unidos y que forman una familia en nuestra Semana Santa.
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