Tras fracasar la adquisición de fondos mediante la suscripción ideada, se intenta en base al Decreto de 2 junio de 1833 la adopción de arbitrios que gravarían los derechos de enterramientos para financiar la construcción y que parecían en principio pudieran ser suficientes para resarcir a los empresarios de los costos que se les originaren, pero opuestas constantemente las Fábricas de las Iglesias a contribuir a este servicio, no quedó otro remedio, que abrir una subasta para las obras y garantizarla con la venta de tierras del caudal de propios que fueran enajenables.
El 1 de mayo de 1835, se reúne el cabildo con esta finalidad y se nombra Comisión formada por los regidores, Juan Antonio Pardo, Vicente Robledo y el jurado José Castañeda para que eligiesen las tierras del caudal de Propios que pudieran subastarse para cubrir los gastos de las obras. En dicha subasta interviene finalmente, ya como alcalde, Luis María Pareja Obregón y Rojas, Conde de la Camorra, en fecha 2 de julio de 1835. (Se ha producido ya la revolución liberal de 1835 que llevó a cesar a todo el ayuntamiento entonces constituido y reponer en su lugar al cesado a finales del trienio liberal en 1823). Se venden en subasta cuatro fanegas de tierra situadas en la zona de Santa Lucía, en la cantidad de 4.700 reales y 30 fanegas más en la Dehesa de Potros, de las que se ignora valoración.
Se designan seguidamente nuevas tierras y se realizan nuevas subastas pero aún así, las cantidades obtenidas no cubren la totalidad del presupuesto y prosiguen los mismos problemas. Esto se constata en un escrito de la diputación de Málaga de fecha 27 de diciembre de 1838 en el que se ordena al Corregidor, que quede bajo su depósito y custodia, las cantidades obtenidas de las tierras vendidas que no bastan a financiar las obras, porque de hacer éstas irían luego a su ruina al no poder finalizarlas.