Días atrás vino un político, de nueva cantera y muy de actualidad, a decirnos que hay que encontrar una solución al problema del agua en nuestra Comarca. ¡Pues no hace años que venimos padeciendo el problema! En esta zona, donde la agricultura todavía desempeña un papel importante en la economía, la escasez de lluvias es significativa cuando le llega la hora al campo de rendir cuentas.
No hace falta recordar que en la salida del siglo anterior y entrada del que andamos viviendo y disfrutando, hubo un lustro de una sequía que hacía peligrar los olivos que dan un bello aspecto de uniformidad a nuestro paisaje. Se intentó de todo, rezos y novenas, alguna procesión de fervor y calor que clamaba al Altísimo una solución para aquellas aceitunas que parecían querer asemejarse a la uvas pasas de Frigiliana. Y hubo de esperar hasta que la naturaleza, caprichosa y maltratada, quiso regar y dar un alivio a la tierra, reseca y cuarteada.Probablemente se estén buscando soluciones sin esperar lo que viene del cielo.
Porque aún no queremos entender que el medio natural lo estamos cambiando. Que nos vestimos con la misma ligereza como si fuesen los meses de verano. Y el desconcierto que anda sufriendo el comercio, con esta alteración en la temporada que parece que viene para quedarse, no es nada bueno para el desarrollo de nuestra ciudad.Para nuestra comarca el agua es desarrollo y hacerlo progresivo y sostenible, es algo donde tienen que trabajar todas las administraciones y queremos oír qué van a hacer para encontrar la solución. No vale quedarse en la preocupación, ya la tenemos desde hace muchos años, necesitamos escuchar respuestas que puedan ser factibles.
Que aunque llevemos un año de campaña electoral, no somos muñecos para comprar al que se prodigue más, ni al que nos quiera regalar los oídos. Hartos estamos, hasta un lugar que me avergüenza nombrar, de políticos. Así que si hay alguno capaz de traernos agua, va a obtener más votos que censo tenemos en Antequera. Casi ná se juega.