La pandemia ha disparado el estrés de gran parte de la población, multiplicándose las dolencias que requieren acudir a una clínica de fisioterapia.
“Honestamente, si todo el mundo comiera sano, durmiera 8 o 9 horas, realizara ejercicio moderado y controlara el estrés, irían mucho menos al fisioterapeuta igual que irían mucho menos al médico”, expone Miguel Ángel de la Linde, gerente de Linde Fisioterapia, que apunta a que “con el ritmo de vida actual más lo que nos ha tocado vivir con la pandemia, poca gente puede presumir de no tener estrés y dormir todas sus horas. La mejor medicina es la prevención”, sentencia.
“Muchas personas, por miedo o por las restricciones horarias no pueden ir ahora al gimnasio”, lo que se está evidenciando en un mayor número de visitas. “Es muy preocupante comprobar cómo personas mayores que tenían una tercera edad muy saludable han dado un gran bajón físico al dejar de tener gimnasia de mantenimiento”.
En el centro “se tratan todo tipo de dolencias de espalda y columna, y su sintomatología asociada como mareos, pitidos en los oídos o ciática”. Además, trabajan “todo lo que tiene que ver con el sistema músculo esquelético: tendinitis, bursitis, roturas fibrilares, esguinces, fracturas…”.
Constante formación y atención personal
“Lo que nos diferencia desde que comencé hace 20 años es la atención personalizada, entender al paciente en todo su entorno biopsicosicial así como el uso de al acupuntura, la osteopatía y máquinas de última generación”, señala para destacar la constante formación para estar a la vanguardia técnica.
Miguel Ángel de la Linde, que acaba de concluir un posgrado de readaptación deportiva, indica que “en los últimos 8 o 9 años la fisioterapia ha evolucionado muchísimo con el uso de nuevas tecnologías que antes eran impensables como la ecografía, las ondas de choque o diatermia de alta intensidad, entre otras”.