Termina la Navidad, de nuevo con mascarillas, donde no hubo toques de queda ni restricciones como en la de 2020, pero donde ha habido expectación por saber si las iban a imponer de nuevo. El alto incremento de la tasa, 1.500 casos, algo no visto, hace que pensar qué va a pasar en los próximos meses. Hubo cabalgata, pero ¿habrá Carnaval y procesiones en Semana Santa?
Creemos que nadie sabe lo que va a pasar, como así lleva ocurriendo desde hace dos años. El escaso número de ingresos y el descenso de muertes ha llevado a seguir viviendo en libertad, con temor, pero con ganas de terminar esta pesadilla. ¿Pero se mantendrá, vendrán nuevas variantes?
Termina una Navidad donde las figuras del portal de nuestros Belenes están cambiando. Tarde o temprano, cuando los abuelos ya no estén, esto cambiará por completo. Cambios que como siempre serán para mejor o para peor, pero ya no se vislumbra que los abuelos presidan la mesa de Nochebuena o Nochevieja, ni sean sus casas el centro de nuestras visitas. Vamos camino de que se nos vayan o que se trasladen a residencias o se queden en soledad.
Hoy, si el virus lo permite, la Navidad se está convirtiendo en una época para viajar al extranjero, para dejar la ciudad y buscar otras experiencias. Unas semanas donde no se cantan villancicos por doquier, se ha convertido en una fiesta más. Ya saben lo de “felices fiestas” en vez de “feliz Navidad”.
Por contra, hay quienes la quieren mantener. Qué decir de los conciertos vividos, ¡magníficos! O de las exposiciones. La del Museo de Belenes en las dependencias de Diputación ha sido de lo mejor.
Además surgen colectivos nuevos como Aventura Solidaria que se ha convertido en la estrella de la solidaridad del pueblo; o el colectivo Noche de Paz que monta los Belenes y exhibió cómo eran los aposentos reales. Pero no olvidemos la base: Cáritas o Cruz Roja; y la mejor de todas, la anónima, la del vecino, la amiga, la persona que atiende la primera necesidad de a quien le hace falta.
Que no vivamos la Navidad de nuestros abuelos y padres no quiere decir que sea mejor o peor, insistimos, simplemente que está cambiando la forma de colocar las figuras de nuestro portal.
Y ante todo, los comercios han querido convertir sus escaparates en portales de lo que viven dentro, de lo que ofrecen para llevarse a casa. De sobra es conocido lo que ha hecho José Carlos Capella, pero a él se suman la mayoría de establecimientos. Todos han hecho lo que han podido para sumar en pro del comercio local.
Desde la fachada de la Antequerana, al escaparate de Miguel Herrera, de la Tienda Demaría, de Deportes Base o de la tienda de Mercedes Beltrán que ha provocado que mirases a su interior en cada tiempo de cambio.
Son nuevos tiempos, como los vividos con los Reyes Magos. ¡El daño que ha hecho la pandemia! Fueron, pero sin el júbilo esperado año tras año a las residencias y el Hospital. Saludaron y fueron en cabalgata, cómo no. No iban a pagar los niños, los que cumplen en clase, en casa y ahora comienzan a vacunarse.
Es la Navidad que nos toca vivir, donde las figuras se están cambiando de sitio, de lugar, dentro del portal que estamos creando. El tiempo, la historia dejará escrito cómo es esta Navidad que vivimos en plena pandemia.
