Se nos fue Belén, nuestra entrañable compañera y amiga Belén Cisneros. Belén era una buena madre para sus hijos Rogelio y Belén. Entregada esposa para el amor de su vida, Rogelio, al que cuidó, mimó y se entregó hasta los últimos instantes.Y qué decir de sus hijos y nietos, a los que adoraba por encima de todo, y a los que deparaba toda clase de piropos y adjetivos que sólo el cariño y amor hacia ellos pueden motivar. Fue Belén una excelente profesional de la Enseñanza, entregada a sus alumnos hasta el máximo de lo que sus posibilidades le permitían. No se limitó a una mera y simple transmisión de conocimientos, sino que se extendió a una formación en valores y a proyectar una educación que les sirviese y fuera útil en la sociedad.
Para sus compañeros y amigos, era una persona entregada a sus problemas y sufrimientos, los escuchaba y asumía como si fueran propios, proyectando sobre ellos todo su buen hacer, apoyo y consuelo. Su grandeza y proyección eran tan grandes que escribió e impregnó sus ideas y conceptos en diarios y periódicos. Reflejaba su gran humanidad y valoración del semejante, como el amor y la entrega que Cristo, y nuestra condición humana requiere de nosotros.
Siempre te recordaremos, estarás en lo más profundo de nuestro ser. Pide desde tu cercanía al Padre por toda tu familia y por todos los que te quisimos, para que un día, podamos alcanzar la Gloria, que, por la infinita misericordia de Dios, con toda certeza tú disfrutas ya. Así sea.