La noticia está en la calle. Ha llegado a todos los vecinos con la misma alegría que se recibe el agua de la lluvia tras la intensa sequía. ¿Cómo se ponen a arreglar una calle que reúne buenas condiciones para ser transitada? ¿Hay que despilfarrar el dinero que podría servir para paliar otras necesidades más urgentes? Los escépticos enarcan las cejas queriendo demostrar que la decisión es errónea, que no hay nada roto para que se tenga que componer y que el dinero público se derrocha a manos llenas.
La mayoría de los antequeranos pensamos que la remodelación de la calle Alameda llega tarde. Ya no interesa saber quién fue el autor que permitió esas aceras tan inseguras, apenas caen unas gotas, se convierten en unas pistas resbaladizas donde hay que hacer verdaderos equilibrios para no acabar en el suelo. Son muy frecuentes los resbalones y su anchura aleja cualquier posibilidad de tener a mano algún agarre; no solo tiene el inconveniente de ser una improvisada pista de patinaje, también por su color tan claro casi nunca muestra su belleza, recoge mucho la suciedad, y, dado que es la principal vía de acceso al núcleo principal de Antequera, pues no ofrece la mejor imagen para el forastero que nos visita.
Creo que es una decisión muy acertada. La comodidad del peatón en la calle más transitada de la ciudad debe ser prioritaria. Fuera barreras arquitectónicas, fuera resbalones y mostrar una calle moderna que rivalice en belleza con la calle Estepa, que ya es decir, es lo que ansiamos ver los antequeranos en un plazo medio de tiempo.
Los mayores no tendrán que dar rodeos para acceder al parque y disfrutar de sus ratos de ocio. Lo que sí haría falta en la nueva Alameda que se pudiera caminar sin tener que andar sorteando las terrazas, éstas tienen que existir, el ocio ha de llenar de vida una ciudad dinámica que mira ilusionada el futuro, pero sin coartar la libertad del viandante.
Será un acierto conjugar la estética y la comodidad. Las mejoras que están experimentando Antequera, la convierte en una ciudad patrimonial y vanguardista, capaz de competir con la mejor ciudad media que podamos encontrar a lo largo y ancho de la geografía.
