El Colegio de Nuestra Señora de La Victoria tocó sentimientos interiores en la celebración previa a la Navidad, fusionando un viaje en el túnel del tiempo a la Italia de 1223 en la que San Francisco de Asís montó el primer Belén y, como objetivo, se trasladó a los tiempos de hoy con muchas semejanzas.
Hace 800 años, el santo encontró la necesidad de montar el primer Belén para que resurgiera lo que se celebra en Navidad. Lo mismo hizo ver la familia franciscana de La Victoria a las familias, ya que se palpa que sigue tan necesitado de esa esperanza.
Así, en la tarde del martes 19 de diciembre, se convocó a las familias de los alumnos para que visitaran el centro donde sus hijos les mostraron el mensaje de esperanza en esa luz que siempre está, que no quiere ser protagonista ni buscar focos de atención, sólo quiere estar donde se le necesita. El profesorado con los alumnos consiguieron emocionar y hacer sentir lo que debe de ser la Navidad: el Nacimiento de la Esperanza de este Niño Dios.
Puntuales, en el patio de entrada comenzó la iniciativa con una comitiva encabezada por un joven que representaba a San Francisco de Asís. Con plano en mano o móvil, los padres fueron recorriendo junto a sus hijos el colegio y las diferentes etapas del recorrido belenista. Más que escenarios, eran encuentros con pequeñas reflexiones para acariciar el sentido de lo que celebramos estos días, muy próximo a lo que Cáritas pide para este año: la esperanza.
Diálogo entre los personajes de un Belén y San Francisco
El 800 aniversario del primer Belén es tema central este año y el joven repitió sus palabras: «Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno».
Así, pidió a cada curso que fueran guiando a sus padres a conocer la razón de ser de la Navidad, inspirada en Greccio, donde un 25 de diciembre de hace 800 años en tierras italianas, tras la Eucaristía, las personas mostraron una alegría indescriptible frente a la escena de la Navidad como nunca antes habían experimentado, gracias al primer Belén montado por el franciscano.
Para seguir la visita, un vídeo donde las «figuras» del Belén comparten su preocupación porque cada año, se van quedando sin salir de sus cajas, porque la Navidad está perdiendo su esencia: la esperanza de ese Niño que nace cada 25 de diciembre. Genial el diálogo de los jóvenes que representan cada personaje, donde brilla la intervención de San Francisco de Asís, quien los tranquiliza y pide esperanza de sentir esa estrella que siempre conduce al Niño Dios.
Es ahí donde surge el vídeo «Dejámelo 10 minutos conmigo» donde la estrella de Navidad recorre diferentes hogares donde las familias siguen creyendo en el Niño Dios y montan el Belén paso a paso, en familia, con los abuelos, los padres, los hermanos… como hace 800 años se inició en Greccio para anunciar lo que pasó en Belén hace ya 2.023 años.
Luego siguieron acercándose a un Portal de Belén, donde pidieron un deseo y dejaron una ofrenda a sus pies, tras una reflexión catequética impresionante por parte de los profesores. Regresaron al patio central donde cantaron villancicos para compartir un rato de convivencia con una merienda con churros y chocolate. Y concluyó la tarde con un taller familiar donde hijos y familias montaron un portal de Belén con diversos materiales usando la imaginación.
Han pasado 800 años de una efemérides y 2.023 años del gran acontecimiento, y la historia se repite. A veces, nos cargamos de tanta organización, decoración y añadimos tantos elementos, que se nos olvida lo importante de la Navidad: la esperanza que nace con ese Niño en cada hogar.
Esa esperanza que se vio reflejada en el salón de actos, donde los más pequeños del colegio invitaron a adentrarse en la Navidad desde su mirada de niños. «Sus palabras, sus preguntas, sus gestos… son realmente fuente de paz y de esperanza».