domingo 24 noviembre 2024
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Con Palestina y la amnistía: semana para no olvidar

En un país llamado España, sí España, del que muchos se avergüenzan con su bandera, con su pasado, con su enorme y enriquecedora historia, la hemos vuelto a liar parda. Sí, así de claro y sencillo: parda. Numerosas veces he escrito que era difícil pensar en ver nuevos ridículos de nuestros gobernantes, nuevas fechorías de los diputados y en tener que compartir mensaje privados con miembros honestos y honrados de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado despotricando porque la amnistía los coloca en el punto de mira.

La semana que termina vuelve a dejarnos imágenes para el bochorno y situaciones en el Congreso de los Diputados que, aquellos que seguimos amando la educación y el saber estar, nos ponen los pelos como escarpias. ‘A la mierda’, de la condesa de Fene, la Sra. Yolanda Diaz, y el mensaje del presidente del gobierno diciendo a la impresentable Armengol que Feijoó fuera acabando no pueden seguir permitiéndose.

Los diputados han cogido el insulto y la falta de argumento por bandera y nos han puesto en la picota sesiones del Congreso vomitivas, infumables, vergonzosas y que deberían ser castigadas con penas de expulsión. Empezaron con la vestimenta, siguieron con el insulto, continúan con la bronca y, únicamente, les queda el tirarse a la cara algún móvil o el micrófono con el que no se expresan, sino que blasfeman. ¿Qué estamos enseñando a la juventud? ¿Nadie siente vergüenza ajena del espectáculo que nos dejan en cada sesión? Estas y otras preguntas escapan de una juventud que conducida y guiada a la ausencia de formas ha normalizado una situación que debe desaparecer a la mayor brevedad. Pero no va a ser así. ¡Piensen ya en Rufián, es más que aplaudido!

No puede pedir silencio y decoro quien no conoce el concepto de educación. Eso, es lo que le pasa a la presidenta del Congreso colocada ahí para pagar los estómagos agradecidos y engordar su posición social. Cada vez que interviene, ante la falta de autoridad que nunca ha conocido, tiene por respuesta el insulto y la bronca.

Estamos no ante la llegada, sino ante la presencia de unos políticos sin clase, sin educación, sin vergüenza cuando más se necesita y, llegado el momento, se lanzarán desde la ignorancia más ex abrupta a decir que los jóvenes españoles necesitan programas de refuerzo para luchar contra la ignorancia y las malas formas.

Todo forma parte de un mismo espectáculo. La presencia de Abascal junto al primer ministro Netanyahu aviva la llama de un delirio colectivo que ve al pueblo israelita defendiéndose en su pleno derecho mientras lleva a cabo un genocidio en Palestina olvidando así cuanto sufrieron hace poco más de medio siglo. ¡Los judíos deberían no olvidan que existen las hemerotecas!

El reconocimiento del estado Palestino por España, Noruega e Irlanda vuelve a ser para nuestro país un golpe de efecto de un presidente que ha pactado con el diablo para que nadie lo arroje de la Moncloa. Otros caminos debieran haberse analizado, pero no iban con él y así, de ser cierto el video que circula por las redes sociales donde niños palestinos asesinados salen junto a Feijoó, se mostraría el fango en el que está metida España, Europa y el mundo en general. Un lodazal donde, al menos en política, cuesta creerse algo.
La diplomacia, como todo, está fallando. Y ello, así lo considero, forma parte de la reconversión del trabajo duro y coherente por la toma de decisiones rápida y que haga ruido para seguir generando aplausos a los que siguen prebendas.

Lo ponía en duda tras el encierro del Covid, pero ahora se demuestra que estamos ya bajo mínimos de lo trabajado durante décadas y lo conseguido con esfuerzos. El mundo camina a otro ritmo, la Europa ausente está siendo ocupada por los coolies de India, China y otros países asiáticos y Rusia, empoderada por el gigante asiático, reforzará sus fronteras en Europa para seguir arruinando más a nuestras empresas.

Pedro Sánchez no ha solucionado un problema para España, ha resuelto su problema: el de dar carta libre a un fugitivo, a un golpista que ahora se jacta de lo conseguido porque el socialismo de cartel lo ha puesto en el punto de mira y lo ha convertido en el nuevo héroe español. Lo próximo, la denominación de nuevo país: Espacataluña.

¿Estamos dónde nos merecemos? La respuesta es un rotundo no, pero sí tenemos lo que no estamos protestando ni reclamando. Nos hemos afanado en una carrera de vida inmediata, de redes sociales, de estar en la picota, de hacer las cosas exclusivamente para contarlas y eso nos coloca, en muchas cosas, a la baja; sobre todo en educación. Y haber tirado a la baja nos está dejando a una juventud que no le preocupa la política porque ve en la misma la desfachatez, el insulto, el despropósito y únicamente el abrigo al que acogerse para pedir subvención, viajar barato, tener bonos y estar ocupados. Mucho o poco contentos pero distraídos ante horas y horas delante de soportes móviles. Alguien debe recordar que de esos polvos van a venir enormes lodos.

Desconozco el destino de la embarcación española que maneja Sánchez a la perfección pues tiene a su lado a dos marineras de ribera que se complementan a la perfección: una gritando como un orangután y conectando con la población, la ministra Montero; y la otra continuamente luchando para que trabajemos menos y cobremos más, la Sra. Díaz. No sé a qué noray nos vamos a agarrar cuando Sánchez deje su barco, pero pidan que no fallen los ingresos por el turismo y el robo continuo de los promotores con la vivienda: la gallina de los huevos de oro en España. De lo contrario nos hundiremos y pocos vendrán a salvarnos.

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