El Nazareno de la Cofradía “Arriba” procesionó extraordinariamente en Antequera este sábado 25 de octubre por el 300 aniversario de la realización de la imagen por Antonio Ribera. Lo hizo apostando por un concurrido recorrido de calles estrechas monumentales y de barrio, gustándose con las marchas de la Agrupación Musical Vera Cruz de Campillos. Todo en el día que estrenaba corona, potencias y pectoral de José Cantos y redorado de la canastilla por Cristina González de Artekira.
Una procesión que se suma a la acumulación de extraordinarias de este final de año que tuvo estrenos, peculiaridades, anécdotas y mucho calor. Entre 31 y 25 grados se padecieron en una jornada que se desea en Semana Santa, pero que rara vez ocurre, y eso que el Nazareno llevó la «túnica corta» que es la que dicen que atrae la lluvia. Lluvia que vino de madrugada, refrescando ya el domingo.
El trono estrenó la finalización del dorado de la canastilla, realizado por Cristina González de Artekira y la corona, potencias y pectoral, por José Cantos. La joven artista ha redorado la canastilla original que realizara José Roda Algarra en 1923 y la ampliación de José Romero en 1985; y ha dorado la ampliación de Bartolomé García entre 2024 y 2025, así como la nueva crestería. Una canastilla que tiene en sus hornacinas centrales, las imágenes de San Francisco de Asís, Santa Isabel de Hungría, San Luis Rey y Santa Eufemia, realizadas por José Romero que también realizó la Verónica. Cristina consigue unificar las tres épocas de trabajos en la canastilla (1923, 1985 y 2025) con un dorado uniforme de primera calidad.
La imagen del Nazareno, realizada por Antonio Ribera en 1725, lució la túnica bordada por Antonia Palomo en 1829. Así como estrenó corona, potencias y pectoral realizados por José Cantos. De plata dorada, la corona diseñada además por él, mientras que las potencias y el pectoral por Salvador de los Reyes. El cordón en sí ha sido confeccionado por Sebastián Marchante.
Su camarera María del Carmen Checa contó con la ayuda de sus hijos y nietos para preparar las imágenes en el trono. La Santa Mujer Verónica, realizada en 1983 por José Romero, lució una copia del primer paño que llevó en su primera salida el Viernes Santo de 1985. Completa el trono de misterio, el Simón Cirineo, realizado por Gabriel de Astorga en 1876.
Oración y salida de la procesión
Con las puertas cerradas, el párroco Tomás Pérez realizó una oración ante el cuerpo procesional que aguardaba en el interior de Santa María de Jesús, que abrió sus puertas para el inicio de la salida a las 19 horas. Arriba dedicado por el hermano mayor de insignia, Lorenzo Corado Pérez, a los devotos del Nazareno, entre ellos los que ya no están. Y empezó el cortejo que fue al ritmo de los sones de la Agrupación Musical Vera Cruz de Campillos. Con «En la cena del Señor» se mostró la idea del ritmo de la procesión: aprovecha la calidad de la banda de la extraordinaria, en una procesión del Socorro sin el ritmo de los Regulares. Los hermanacos buscaron aprovechar los sones, meciendo todo lo posible ante las dimensiones de un trono, el recorrido y la espera provocada por coches aparcados en calle Rastro. ¿Estamos ante el inicio de intentar priorizar la calidad musical?
El atardecer despidió al Nazareno en el Portichuelo e inicio de calle Herradores, sin poder lucir más aún el bello rostro crístico en su caminar por su barrio. Por Herradores, los vecinos en balcones y zaguanes, y los cofrades y visitantes, admirando el patrimonio de la cofradía señera. Lo abría la bandera de la cofradía, seguido de los guiones de las cofradía fusionadas de «Arriba» y del Salvador, portados por directivos de la propia hermandad, entre ellos el actual hermano mayor, José Ignacio Sancho y el anterior Antonio Cabello. Se optó por no invitar a representantes de otras cofradías, incluso sin presencia del clero ni del Ayuntamiento de la ciudad.
Seguían devotos con cirios, dos hermanacos portando un sol y el estandarte de plata del Nazareno (¡qué ejemplo y alternativa para mantener!), la campanillera de lujo Julia Escola Herrera, y el trono con su hermano mayor de insignia y ayudante, Cecilia Herrera Gutiérrez, con los hermanacos con túnica de terciopelo negro que padecieron el fuerte calor a final de octubre. Algunos devotos tras el Nazareno y la banda de la localidad vecina de Campillos que buscó fusionarse con el trono.

Espera en Herradores y bajada por calle Nueva
Cuando el cortejo iba ya formado y ordenado por calle Herradores, tuvieron que esperar más de 45 minutos parados antes de entrar al Arco de los Gigantes, ya que había varios coches aparcados en calle Rastro. Se tuvo que retirar con una grúa que tuvo que maniobrar ante el Arco de los Gigantes, por lo que ralentizó la procesión, fue un «parón» del trono y la gente que aguardaba en las calles próximas, fue subiendo para saber qué pasaba. Y al retirar el último de los coches, aplausos de las aceras como si estuviéramos en una cabalgata.
A las 20,40 horas pudo entrar el Nazareno en la Plaza de las Almenillas, con un mar de vecinos y visitantes que veían la entrada del trono, con los sones de Campillos y el relucir del oro del trono. Bendición al ponerse frente al Hospital y entrada a Rastro. Vecinos, muchos de ellos niños y personas mayores, aguardando el paso del Nazareno por esta calle, así como Pasillas. Histórico paso, banderas con los colores de la enseña nacional, piropos hechos frases en su interior y petaladas por las Peñuelas. Nueva demostración de lo que las cofradías se pierden al estar atadas al tener que pasar por el recorrido oficial y no aprovechar las alternativas de los barrios y calles estrechas.
A las 21,45 horas giraba para entrar a calle Nueva con el entusiasmo de vivir una calle histórica. Petalada emotiva al pasar por el piso que fue de Pepe Romero, quien tanto hizo por esta cofradía y esta imagen, recuerdo al pasar por el callejón que lleva su nombre y complejidad al mecer y pasar el trono en el tramo que se desvía la calzada, Los hermanacos de los laterales tuvieron mucha dificultad, se tuvieron que subir algunos cables y quitar algunas banderas colocadas en balcones y fachadas.
Arco del Nazareno, «vega» y final
A las 22,20 horas, paso histórico bajo el Arco del Nazareno. Imagen para el recuerdo con su guión presidencial presentándose al centro de la ciudad. El lienzo del Dulce Nombre de la Cofradía de «Abajo» presidía su arco, engalanado apropiadamente con brocados y tapices con el escudo de la cofradía. Y bajo él, la procesión de los de «Arriba». 425 años después del inicio del a rivalidad entre ambas hermandades, las dos imágenes del Señor que marcaron aquel desencuentro, unidas en la procesión extraordinaria.
Superados los obstáculos de Nueva, la procesión se gustó, petalada en forma de estampitas con el cartel del centenario y el cortejo que da la vuelta por la fuente de San Sebastián, con una concurrida presencia de personas, la puertas de San Sebastíán cerradas y preparación para la «vega». A las 22,48 horas comenzó el «milagro», esta vez sin tanta gente, a un ritmo más pausado, con «encuentro» con los de «Abajo» en la citarilla.
Llega al Portichuelo a las 23,05 horas, con unos hermanacos exhaustos por el calor y una plaza a oscuras, sin la iluminación de la Capilla del Portichuelo, de la fachada del templo y del propio Castillo. El trono llegó a la plaza de la puerta procesional y con «La Saeta» terminaba la procesión. Con la marcha real entraba el Nazareno y en su templo, su Madre, la Virgen del Socorro, ilumina el interior del templo. Su Hijo fue el que esta vez fue en soledad y cinco horas después, de nuevo se reencuentran. Cecilia, la ayudante de hermano mayor, que no paró de emocionarse en todo el trayecto, dio el «último arriba», al son de «Melodía de Viernes Santo». Eran las 23,45 horas en el pórtico del cielo.
Terminaba el día soñado por los fervientes seguidores del Nazareno de la Cofradía de la Virgen del Socorro, que cumplieron el sueño por el que durante un día, Él fuera la enseña de su cofradía. Y lo hicieron por los 300 años de la realización de su imagen, como el historiador Jesús Romero Benítez descubriera en nuestras páginas en El Especial de Semana Santa de 2017. «El guapo», el «Hijo de la Socorrilla», el «Nazareno» brilló en la tarde-noche del sábado 25 de octubre de 2025. Termina un año pletórico que comenzó con su inolvidable vía crucis cuaresmal por su barrio, donde se rezó, se oró, se emocionó a los vecinos que recobraron su devoción por el Nazareno del Cirineo como ellos recordaban entonces. Ya queda un día menos para su siguiente efemérides… Y si quieren vivir algo extraordinario, pueden buscar lo más ordinario sin tener que esperar una fecha-aniversario: sus cultos y oraciones personales cuando el corazón les llame ante el Nazareno.



























































