La Feria de Primavera de Antequera concluye con la corrida de toros, en la que David Galván ha salido a hombros, tras cortar dos orejas en el último de la tarde, en la que debutaba como nuevo empresario José Luis Lara, que brindó entradas a 10 euros y la más cara a 50.
Media plaza, manteniendo la tradición que se mantiene desde 1998, de que en cada corrida de Feria Antequera se abre la puerta grande. Preside José Luis Viera, generosillo en la segunda oreja en el último toro de la tarde. Le asistieron Juan Antonio Moscoso en lo veterinario y Francisco Fernández en lo taurino. Lo negativo, que no se pusieron más que dos pares de banderillas a los toros y uno de ellos, el cuarto, sólo recibió par y medio.
Se lidiaron seis toros de Julio de la Puerta, terciaditos, muy cuidados por los picadores, pero nobles y colaboradores con los toreros que, de no ser por los fallos a espadas, hubieran cortado muchas orejas. Destacó el lidiado en cuarto lugar. Un chorreao verdugo de nombre “Motoristo” premiado con la vuelta al ruedo y para el que se pidió el indulto.
José Luis Torres Roldán, de corinto y oro, demostró saber manejar muy bien el capote y la muleta, perdiendo los trofeos por culpa de la espada, al matar sus dos toros de tres pinchazos antes de cobrar la estocada definitiva, escuchando un aviso en ambos. En su segundo fue premiado con la vuelta al ruedo.
José Carlos Venegas, de purísima y oro, se lució en verónicas, destacando la tanda que dio a su segundo, cuatro con los pies juntos y cuatro abriendo el compás, y en su quite al segundo toro de su lote, con apretadas chicuelinas rematadas con una larga. Con la muleta, tandas con las dos manos, muy lentas, con adornos y desplantes, haciendo el péndulo con la muleta. Mató a su primero de estocada tendida y trasera, dando la vuelta al ruedo, y a su segundo de una gran estocada que le vale una oreja y petición de la segunda.
David Galván, de lila y oro, fue el triunfador de la tarde, por su manejo del capote y de la muleta, perdiendo trofeos en el primero al precisar de tres pinchazos, estocada y descabello a la segunda. Palmas con saludos desde las tablas. En su segundo estuvo breve con el capote, se lució con la muleta con tandas con ambas manos, lentas, sentidas, artistas y con adornos de rodillas y haciendo el “teléfono”. Con el público entregado, no le importa escuchar un aviso, para sacar al toro hasta el último pase. Remata su faena con una estocada que hace rodar al toro, cortando dos orejas y saliendo a hombros de la plaza.
