Suspiran los niños antequeranos por la llegada de las vacaciones navideñas tras este duro trimestre inicial del Curso que, para muchos, supuso un salto en las enseñanzas con asignaturas desconocidas hasta ahora, exámenes por montones y las “malditas” tareas que hay a quien tiene sin descanso todo el día, y toda la semana, en su afán por aprender con las mejores notas.
La llegada de estas vacaciones va precedida en muchos colegios de “teatros” navideños. Si a final de curso contienen una gran variedad de danzas y cantos, de representaciones y escenificaciones de cuentos y canciones, ahora son los villancicos y las escenificaciones de los “Nacimientos”, llenos de ternura, de gracia y de detalles plenos de simpatía y buen humor como sólo los niños saben hacerlo.
Tales actos no son nuevos y ahí está una foto para atestiguarlo: la maestra y las niñas preparadas para actuar e interpretar el villancico cuya letra aparece en aquellas antiguas pizarras de color verde sobre las que destacaba la escritura con tiza blanca.
La foto tiene un especial significado en el atuendo de las jóvenes estudiantes: es una mezcla de los vestidos regionales posiblemente asturianos, aunque tengan una mezcla de tintes gallegos o maños. No era por gusto ese atuendo, sino porque antes, en los colegios antequeranos, o en muchos de ellos, se conocía y cantaba el folklore de las distintas regiones españolas, con sus canciones bellísimas, graciosas y originales, especialmente relevantes en los villancicos.
Para acompañarlas se hacía un esfuerzo en cada casa, donde la madre –donde se podía, con ayuda de aquellas costureras que una vez a la semana iban a las casas a ayudar zurciendo descosidos, haciendo camisas y vestidos y otras prendas nuevas a mano, arreglando medias o calcetines, “echándole abajo” a los vestidos o a los pantalones– se afanaban en lograr un vestido lo más parecido posible a la región de que se tratara.
Queriéndolo o sin quererlo, lo que se lograba era que los niños conocieran las regiones hermanas en su folklore, propiciando vínculos y lazos entre los españoles, tan lejos de lo que hoy nos plantean algunos, cuyos deseos no pasarían de la anécdota de no contar con la publicidad que machaconamente le dan muchos medios, haciendo importante lo que es una simple locura.
Cualquier tiempo pasado fue mejor, dice el refrán, y al menos en este tema, aciertan por completo.
En los teatros, cantar la Navidad, es oportuno, cuando hoy se empeñan en atacar esas cosas religiosas, ignorantes de lo que la Iglesia supone en el Patrimonio artístico y religioso del pasado, en tantas catedrales, estatuas, cuadros, y hoy en tanta residencia, en tanto comedor, en tanto hospital, en tantas misiones en las que sus representantes se juegan la vida… Y cantar la Navidad, con villancicos de regiones hermanas, lo que servía para comprender y valorar la diversidad singular de esta nuestra España, atacada por tantos sitios hoy día…