viernes 22 noviembre 2024
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Khedira y su rotura de ligamento: actuación fisioterápica (I)

Como oímos hace unas semanas en los medios, el alemán Sami Khedira estará de baja unos seis meses, tras la lesión sufrida en el encuentro amistoso disputado entre Italia y Alemania en Milán. El jugador abandonó el césped cojeando tras un encontronazo con el ilatiano Andrea Pirlo y tras su exploración, se diagnostica rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha.

 
Los ligamentos cruzados de la rodilla son los encargados de aportar estabilidad articular y los “órganos sensores” que informan de la musculatura que rodea la rodilla , influyendo sobre la posición de las superficies articulares, la dirección y la magnitud de las fuerzas, y también, de forma indirecta, sobre la distribución de las tensiones articulares.
La rotura del ligamento cruzado anterior se produce al realizar un giro y desplazamiento anterior de la tibia con el pie fijado en el suelo superando los límites fisiológicos de elasticidad y resistencia del ligamento cruzado anterior.
Las lesiones de rodilla son los problemas más frecuentes del sistema músculoesquelético, produciéndose en el 9 por ciento de los casos el daño en los ligamentos, de los cuales el ligamento cruzado anterior (LCA) es el más comúnmente lesionado. Tiene una alta prevalencia en la población general, y puede provocar episodios de inestabilidad e incapacidad importantes, tanto en la práctica deportiva como en las actividades de la vida diaria.
Por ello, en personas activas se opta por la reconstrucción del ligamento, con el objetivo de evitar los episodios de inestabilidad articular que puedan aparecer durante las actividades físicas del paciente, y los cambios degenerativos en la rodilla afecta.
 
Existen distintos tipos de cirugía, los más usados son el T2 –se usan los tendones del semitendinoso y recto interno de la rodilla del propio paciente– y el HTH –se utiliza el tendón rotuliano junto con un fragmento de hueso de la rótula y de la tibia, puede ser del propio paciente o de cadáver–.
 
Tras la cirugía es aconsejable una rehabilitación suave inicial, no dolorosa y que no produzca una reacción inflamatoria, pero donde se marquen unos objetivos claros y precisos de recuperación, centrados en la reducción del dolor, el edema y la inflamación, y la recuperación del recorrido articular, la fuerza y el control neuromuscular, desde fases iniciales tras la intervención.
 
Es conveniente que su fisioterapeuta conozca las solicitaciones que actúan sobre el ligamento para establecer qué tipo de ejercicios se pueden realizar en fases iniciales y cuáles en fases intermedias o finales.
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