viernes 3 mayo 2024
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Charo Vargas: ‘El cáncer no mira ni a ricos ni a pobres’

Tenía 50 años cuando le operaron de un bulto que ocultaba un tumor que le desarrolló un cáncer de mama. Tras sesiones de ‘quimio’ y ‘radio’ estuvo cinco años de medicación. Perdió la posibilidad de trabajar por las secuelas de movilidad en un brazo, pero ganó la esperanza de vivir con intensidad cada día.

Contrastes de la vida en los que la mama, que da alimento a lo más grande que puede tener una mujer, un hijo; sea el sitio donde el cáncer puede aparecer y ser la primera causa de muerte entre ellas. Este lunes 19 se celebra su día mundial, en el que la Asociación del Cáncer de España (AECC) recuerda que una de cada ocho mujeres lo padecerán a lo largo de su vida, que cada 15 segundos se detecta uno y que en 2019 fueron 33.300 casos nuevos.

El cáncer sigue siendo un tema tabú, no se quiere hablar con naturalidad, ¡se le tiene miedo! En unos tiempos donde hay que llevar obligatoriamente mascarilla, sería bueno reflexionar que el cáncer no se contagia por el aire, ni por el suelo, ni por dar un abrazo, ni por un beso… es algo que te toca, seas quien seas y vengas de donde vengas.

En los últimos años, buscamos alguna edición para ofrecer reportajes y entrevistas donde se conozca por personas conocidas de nuestro día a día, cómo conocieron que tenían cáncer, su cara a cara y cómo lo padecieron. Este año quedamos en la céntrica Plaza del Coso Viejo con Charo Vargas Pérez, quien con 59 años venció el cáncer de mama que se le diagnosticó hace 9 años, pero cuyas secuelas mantiene hoy en día, las que le han llevado a tener que dejar de trabajar. Así, ante el Día Mundial del Cáncer de Mama, este lunes 19, hay que insistir no sólo este lunes, sino durante todo el año, hay que aunar esfuerzos  para combatir el cáncer en general y en este caso el cáncer de mama en particular.

Siguiendo los parámetros de lo que nos dice la Asociación Española contra el Cáncer: la prevención, detección, investigación y afrontarlo de la mejor manera posible. El cáncer de mama llega un momento en el que hay algo. Muchas mujeres que hemos entrevistado nos insisten que es de vital importancia la detección precoz. Pero en el caso de las mujeres hay tipos de cáncer que a veces cuesta compartir con la pareja, familia o ir al médico a decirle que tengo algo en una de las partes íntimas del cuerpo.

La conocíamos de vista, pero sin haber entablado una conversación profunda, nos muestra su fotografía del calendario anual del cáncer, nos confiesa que le ponen nerviosas las cámaras, pero que al cáncer no le puede decir que no y se nos ofrece para poder hablar de su experiencia para ayudar a quien esté empezando su lucha. Empezamos con la entrevista en nuestro formato “A dos metros de la cámara” donde podrá sacar sus propias conclusiones. Le adelantamos: dar la cara y “sacar pecho” (el lema de este año) y no dejar de visitar al médico en caso de duda o notarse algo diferente en el cuerpo.

La necesidad de actuar cuando se detecte

¿Qué mensaje da a esas mujeres que sigan esta entrevista que saben que tienen algo distinto, que están en proceso de reconocimiento; y mientras más tarden más necesitarán de tratamiento o en algunos casos, por suerte cada día menos, que sea muy complicado superar esta batalla?: “Yo les aconsejo lo primero que nada más se encuentren lo más mínimo, algo como que se noten un bultito o lo que sea, acudan al médico y se lo expliquen, le hagan pruebas y que no tengan miedo y que no lo oculten nada. Cuando yo me lo noté, al primero que se lo dije fue a mi marido porque siempre es un apoyo. Me ayudó y fui al médico, pero él me dijo en un principio que era de la edad. Entonces lo dejé y a los dos años fue cuando empezaron a hacerme las pruebas y las biopsias y demás. Luego me salió que era negativo”.

A Charo le pasó como a otras enfermedades, las pruebas daban negativo, se operó para quitarse un bulto a priori sin importancia, pero luego resulta que sí la tenía. Ella se operó sin saber que tenía cáncer. ¿Le costó asumirlo?: “Se sumaron dos factores. Por un lado, decir la palabra cáncer cuesta trabajo y luego el cáncer de mama por el sitio en el que está a la mujer le cuesta un poco más y cuesta trabajo reconocer que tienes una enfermedad”. 

¿Cómo superó Charo esa barrera de decir que tenía cáncer y encima que era cáncer de mama?: “A mí me operaron y no era en un principio: y luego cuando analizaron lo que me quitaron resulta que era cáncer. Tenía dos centímetros y me llamaron que me tenían que consultar una cosa y era que tenía un cáncer. Entonces me quise morir y luego me dije: ¡Hay tantas que han salido, yo voy a ser otra más, tengo que luchar!”.

En su caso usted se operaba, pero no sabía que tenía un tumor derivando en un cáncer, se tuvo que operar por el bulto que tenía y cuando lo detectan es cuando se lo diagnostican: “Yo ya estaba confiada en que era un nódulo benigno, pero dentro del nódulo estaba el tumor de 2 centímetros. Entonces ya que estás bien y te han operado y a la semana te dicen eso…”.

El momento en el que le dicen que tiene cáncer

¿Quién se le comunica y a quién tiene usted a su lado en el momento en que después de la operación le dicen que lo que le han quitado finalmente es un tumor?: “En ese aspecto fui muy valiente porque me llamaron del Hospital en un fin de semana y tenía que ir el lunes. Entonces no esperé, se lo comenté a mi marido y fui a mi médico de cabecera y le dije que me habían llamado del Hospital. Él me dijo: ¡Me va a tocar a mí decírtelo, pero tienes un tumor! Y yo le dije: ¡Lo tengo, pues voy a luchar! Y el mismo médico me dio un abrazo diciéndome te voy a abrazar por lo bien que lo has cogido. Cuando fui al doctor Matas, que fue el que me operó y estoy encantada con él, me dijo que no me preocupara que mi tumor era del 96 por ciento de curación, que tenía que luchar y que lo iba a pasar un tiempo mal, pero que esto se vencía”.

Sabemos que por parte de las mujeres que se enfrentan al cáncer de mama están muy agradecidas al Hospital de Antequera. En general, en todos los hospitales, la oncología tienen la suerte de contar con profesionales que parecen que son de una madera especial. “Conmigo por lo menos fue todo estupendo: la verdad”, esto les ayuda bastante en la manera de combatirlo.

Si le pregunto el día que la operaron o el día que conoce que tiene cáncer de mama, supongo que esa fecha no la olvidará. “Pues el 16 de marzo, pero es que no quiero ni acordarme. Esas fechas quedan grabadas para toda la vida”. ¿Fue de las personas que se reservan o de las que no les importa decirle a su familia, amigos, compañeros que lo tenía?: “Para nada. Además, en la operación estuvo toda mi familia que vinieron de mi pueblo a arroparme, mis hijos y mi marido. Nada más me lo dijeron a mí llamé a todas diciéndoles que tenía un cáncer. Digo cáncer porque no hay que tener miedo a decir cáncer. Hay mucha gente que lo oculta, el porqué no lo sé, porque hoy me toca a mí, mañana a ti…”.

Lo que se tiene que procurar es que cada año el porcentaje sea mínimo el que no tenga cura o tratamiento. Pero insistir en que cualquier anomalía que se vea acudir lo antes posible. Aunque digan que no, si tienen molestia, insistir. Cuando le dicen cáncer de mama, una de las primeras cosas que sabemos que a las mujeres les viene a la cabeza es ese miedo a perder el cabello. “Eso para mí fue lo peor. Yo lucho por el cáncer, pero el pelo no… Cuando a mí me dijo la oncóloga que me tenían que dar ocho sesiones de quimioterapia le pregunté si se me iba a caer el pelo y me dijo que en la primera se caerían todos los del cuerpo. Yo lloraba y mis hijos me consolaban… En la primera sesión, recuerdo el valor que tuve. No fui a la peluquería a cortármelo para no verlo caer, pero yo llegué a la habitación, me metí en el cuarto de baño, me hice una cola y me la corté y llamé a mi marido para ayudarme. Empezó con la maquinilla y las lágrimas de él me caían en los hombros… Fue muy duro. Pero aquí estoy ahora que podía tener el pelo largo y me lo he cortado otra vez…”.

Saber rodearse de las personas queridas para afrontar el tratamiento oncológico

Una medicina no recetada, pero recomendada, es tener al lado a la pareja, hijos, amigos… Si no lo compartimos, no tenemos dónde apoyarnos. “Mis hijos, la primera vez que vinieron ya me vieron sin pelo y al entrar en el piso se pusieron a llorar”. ¿Cómo consiguió sacar esa fuerza de donde no la hay? ¿Tuvo sus propias conversaciones con el cáncer? ¿Qué se propuso? “Cuando te dicen que tienes cáncer te crees que te vas a morir, eso le pasa a todo el mundo. Pero yo dije para mí: ¡Yo no me voy a morir, no quiero morirme, estoy muy bien, quiero vivir y tengo que luchar contra esto. Que me pongan todo lo que haga falta en mi cuerpo que yo voy a luchar y seguir para adelante! Hasta ahora mismo estoy muy bien y hace ya diez años”.

Tuvo que pasar por la quimioterapia, la radioterapia… “Ocho sesiones de quimioterapia, 35 de radioterapia y 5 años de tratamiento de tamoxifeno (medicamento que bloquea los receptores de estrógeno en las células cancerosas del seno). Y ahora tengo mis revisiones anuales. Estuve el viernes y gracias a Dios ha salido muy bien la mamografía”. Cuando pasa la lucha, es cuando más se piensa que lo tuvo que padecer: “Yo digo que estoy todavía porque esto ya es para siempre”.

Las secuelas del cáncer de mama: no poder seguir trabajando

Muchas veces se habla del cáncer de mama que lo tienes, lo superas, pasan las revisiones, pero en algunos casos el cáncer deja unas secuelas que a lo mejor impiden trabajar y rompe tu vida laboral y tu día a día. Unas secuelas para siempre porque suelen tener problemas musculares y de movimiento de extremidades. “Sí, y aparte como a mí me quitaron el ganglio centinela en el brazo derecho y mi trabajo era de camarera de piso, este brazo ya… ¡no puedo ni llevar bolsas, la verdad es que me ha afectado! Aparte la quimioterapia me ha creado una artrosis muy grande…”.

¿Hay alguna fecha o momento en el que a usted le dicen hemos ganado la batalla?: “Yo le dije al cáncer que había ganado la batalla cuando terminé el tratamiento de la radioterapia”. Supongo que en esos 5 años ha tenido compañeras de lucha. A esas compañeras que siguen en la lucha, a las que no pudieron vencerlo, seguro que las tiene presentes. ¿Cómo las recuerda?: “Mucho. De hecho tengo amigas que están ello y no paro de hablar con ellas para darle ánimos. Y es duro las que tienen que partir. Muchas veces me pregunto por qué si yo he podido… ellas no… Es la vida… Yo el ánimo que les doy a todas es que luchen y que sean muy positivas”.

A veces pasa que cuando superas la lucha con el cáncer quieres olvidarlo, no quieres volver a saber nada de él por lo que padeciste. Pero la Asociación Española contra el Cáncer pide personas voluntarias como es el caso de Charo. Seguro estamos que aconseja a las personas que lo superan o a los familiares que hay que ayudar a la Asociación Española contra el Cáncer o a los colectivos que combaten esta enfermedad ¿Por qué hay que ayudarlos?:  “Cuando me entró la enfermedad, me aconsejaron que fuera a la Asociación para que me ayudaran. El equipo que hay con su psicóloga, fisioterapeuta… es muy bueno y a mí me ayudaron tanto que decidí ayudar también para las que vengan detrás. Me hice voluntaria y llevo 9 años y estoy muy contenta… Estoy en lo que haga falta para la Asociación Española contra el Cáncer”.

Ahora estamos con el tema de la pandemia, las pruebas… pero las estadísticas son las que son. Muere mucha más gente por cáncer, ictus o problemas de corazón que por coronavirus ¿Por qué no se prioriza tanto el cáncer? ¿Qué hace falta para que se tome un poco más aún en serio el cáncer?: “Es mucho el dinero que cuesta la investigación del cáncer, según dicen. Nosotros recogemos dinero, pero más cuesta… No sé que hace falta la verdad…”.

Se quejan muchos investigadores de que temen que se le quite dinero para la investigación y esto podría dar un paso atrás gigante en la lucha contra el cáncer. “Por supuesto, pero el que manda, manda. La verdad es que tendríamos que tener ya algo. Creo que llegará un momento en que tengamos la curación… El cáncer no mira ni a ricos ni a pobres”. Cuando ve la televisión, escucha la radio o lee un periódico y dice: ‘por una larga enfermedad’. ¿Usted es de la persona que se enfada porque no se atreven a decir cáncer?: “No me molesto ni nada porque yo de primera hora dije cáncer. Hay mucha gente que lo oculta cuando lo tienen y lo van escondiendo. Yo no lo he escondido para nada. He sido de las primeras mujeres que he salido a la calle sin pañuelo”.

Al ser cáncer de mama, dentro de la sexualidad de la mujer, ¿hay que superar esos temas tabú, esa barrera del cáncer de mama?: “En mi caso para nada he tenido complejo. Porque si lo hubiera tenido a mí no me hubieran operado. A mi marido le da igual, yo entré en quirófano para estar bien… Aconsejo que nadie tenga complejos, lo más importante es la vida…”. En el caso de la rehabilitación aunque no tenga tratamiento es importante tanto la fisioterapeuta como la psicóloga: “Sí muy importante. A mí me ha ayudado mucho la psicóloga”.

¿En qué le ha cambiado la vida el cáncer? “A mí me ha cambiado la vida para mejor porque sé vivirla. Antes no la sabía vivir y ahora la aprecio mucho porque he visto que me iba y ahora quiero decir: ‘Si me voy mañana, todo lo que me pueda llevar para arriba me lo voy a llevar’. Voy a disfrutar de todo, me da igual el dinero… quiero vivir la vida.Nosotros somos 9 hermanos y 3 hemos tenido cáncer y uno ha fallecido. Es muy duro… Irnos nos tenemos que ir todos, pero que espere un poco”.

Aquí está el testimonio de Charo Vargas, una más, una mujer que le plantó cara y quiere compartirlo para que apreciemos la vida pese al cáncer. No hay que ponerse mascarilla, ni lavarse las manos ni guardar las distancias de seguridad… porque el cáncer te puede llamar cuando menos te lo esperes. De ahí la importancia de la investigación, la prevención y el diagnóstico precoz. Ésta es nuestra bandera, la de la lucha contra el cáncer. ¡Contamos con todos!

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